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viernes, 9 de agosto de 2013

Entre Cadivi y Sicad: ¿Por qué no hay dólares? Por Alexander Guerrero



Alexander Guerrero E. / Runrún.es

El control de cambio colapsó en medio de una crisis de pagos que se expresó en agotamiento de las reservas internacionales. El gobierno no aprendió la lección de un fenómeno que no es nuevo, ocurrió en 1983, en 1988 y 1995, así, en lugar de desmantelar el control, única medida posible para crear un mercado cambiario normal, inclusive con un precio menor al que registra el dólar paralelo, prefirió extremar el racionamiento de las divisas.

1. El gobierno devalúa y Ud. amigo lector paga con inflación. Así, nació el SICAD, un régimen de venta de divisas por intermedio de algo que el gobierno llama subastas, mediante las cuales se venden dolares de las reservas a un precio superior al 100% del precio en CADIVI; es decir, el gobierno maxi devalúa sin complejos políticos para financiar con inflación, devaluando el bolívar, parte del enorme déficit fiscal, con eso que eufemísticamente se les llama “ganancias cambiarias”.

¿Qué son ganancias cambiarias? Simple, el gobierno gana lo que la gente pierde en la devaluación- pero en honor al concepto, se le denomina apropiadamente, impuesto inflacionario; es decir, el gobierno se financia con la pérdida del poder adquisitivo del bolívar que el consumidor asume pagando mayores precios -monetarios- por los bienes y servicios que demanda -inflación. Con las subastas el gobierno discrimina los precios del dólar, unos pagan 6.3 en CADIVI, empresas del gobierno y la clientela de asociados aparentemente privilegiados, y el resto compra en el SICAD a un precio por encima del 100% del precio CADIVI.

En estas últimas, cada dólar le rinde al gobierno el doble de los bolívares que pagan los que corren la suerte de comprar en CADIVI, el volumen de reservas disponibles a precios que le permitan al gobierno ir cerrando la brecha fiscal con inflación; una especie de mito macroeconómico que es solo asiento contable con efecto negativo microeconómico, a nivel de la empresa y el consumidor.

2. ¿Por qué se agotaron los dólares?

A estos extremos hemos llegado como consecuencia pura y simple de una errónea política económica, además de un diseño de economía política dirigido a prescindir del sector privado, llevando a cabo durante estos años un experimento de ingeniería social para imponer el dominio de la propiedad sobre los activos rentables en la economía, en manos del Estado/gobierno. Uno de los efectos netos al final de ese proceso de descapitalización del sector privado y de derroche y asignación irracional de recursos fiscales de origen petrolero y de endeudamiento público, es la escasez de divisas.

Y ojo, no es nada coyuntural, como el gobierno quiere hacerlo ver, la escasez de dólares es estructural, depende de la capacidad de PDVSA y sus asociados en producir y cobrar el petróleo y de un austero régimen fiscal para poder retornar al equilibrio en el precio del dólar en el mercado, y obvio, sin control de cambio, abajo explicamos cómo hemos llegado a estos extremos.

En otras palabras, mientras no “alcancen” los recursos fiscales petroleros del gobierno para sostener la demanda agregada, la moneda se devalúa continuamente, los precios se envilecen y la inflación se convierte en hiperinflación. Solo para muestra, el gasto público y gasto de empresas publicas sobrepasa el 65-70% en términos de PIB; se requerirá de un precio de 150$ el barril y una producción de 5 millones de barriles para financiar el gasto del Estado; un imposible, económicamente hablando. Ese es el curso actual de las cosas; el desiderátum de una situación socioeconómica, donde todo es escaso, menos el bolívar y el endeudamiento público interno; así, digitalizar dinero y bonos de deuda pública en bolívares es económicamente lo mismo.

3. Cae la renta petrolera aunque el precio del petróleo sea 110$.

El SICAD y sus “subastas” funcionan al ritmo de la caja y escasez de divisas, fenómeno que veremos ocurre por caída de la renta petrolera y de la descapitalización del sector privado que llevo a la caída en las exportaciones no petrolera. Las exportaciones petroleras, el 98 % de las reservas, y de ello, la renta petrolera “restante” no pueden simultáneamente capitalizar a PDVSA, financiar más de la mitad del gasto público, ni financiar a Petrocaribe, ni a la vasta clientela política internacional.

Como se deduce de los estados financieros de PDVSA, su flujo de caja crujió no solo por la caída de la producción petrolera (2,750.000 barriles/día) sino también por el peso financiero de una colosal deuda contraída por PDVSA para financiar el gasto social; así como también, por los costosos descuentos y financiamiento de acuerdos de suministro de petróleo a Petrocaribe, con un petróleo que se les vende a un promedio de 70$/ barril, y pagado en especies y con intereses a perdida de los venezolanos.

También afectan la caja de PDVSA, los grandes descuentos y subsidios a Cuba además del petróleo entregado como parte de la asistencia financiera, un país que no paga una sola gota del petróleo con dólares, Cuba paga con servicios, médicos e ideológicos, y desde luego con préstamos venezolanos, cuya contabilidad los venezolanos no conocen por no encontrarse asentada en ningún libro, escondidos entre subsidios, regalos y asistencia financiera.

4. No es cuento chino, China tiene mucho que ver en eso.

Capítulo especial en el deterioro financiero de PDVSA lo constituyen los descuentos y arreglos con marca fiscal en los precios del petróleo entregado a China, cuyo flete hasta Singapur y el sur de Asia lo paga PDVSA. El “crédito chino” envuelve un esquema poco ortodoxo de financiamiento del gasto fiscal -50% del crédito chino lo paga China con yuan -moneda china- para ser utilizado en la compra de mercancía china para las necesidades fiscales y políticas del gobierno venezolano; así es, más que un crédito, el negocio redondo chino. Ese aspecto fiscal del “crédito chino” se expresa en una fuerte ventaja en la negociación mediante la cual China logra importante descuentos en los precios del petróleo.

La opinión pública y algunos opinadores que conocen poco del negocio, han llegado a plantear erróneamente que China podría dejar de prestar dinero a Venezuela porque Venezuela supuestamente no puede cumplirlos. Las cosas son distintas, Venezuela es recipiente de más 48 mil millones de dólares de inversión china, el 60% de toda la inversión china en América Latina, inversión que ya es más de cinco veces la inversión de países de la OECD en América Latina. La importancia de Venezuela como suplidor de petróleo es alta y China aspira llevar a Asia cuanto petróleo pueda Venezuela vender, incluyendo el que va al complejo CItgo, y no es cuento chino, véase la data y se apreciara que China adquiere casi el 30% del petróleo que hace cuatro años iba al norte.

La red de intereses -acero, aluminio, electricidad, petróleo, etc., cuyos números pueden verse en la balanza comercial entre ambos países-, establecida por China -empresas estatales chinas- en Venezuela es demasiado elocuente, se puede afirmar que Venezuela ha sido vendida a China a descuento y digo vendida porque en el intercambio y precios Venezuela pone los descuentos. Véase que potenciales litigios se ventilarían en Singapur, un enclave chino.

5. ¿El peso del “negocio redondo chino” en la caja de PDVSA?

En ese orden, hay que mencionar el impacto negativo sobre la caja de PDVSA que producen los envíos de petróleo a China, dado que hay que contabilizar -negativamente- el diferencial de precios del petróleo que deja de venderse en USA a precio full, para entregarse a China con descuento y flete en forma de crudo y fuel olio. Las afinidades ideológicas y mercantilistas tienen un importante costo de transacción para Venezuela, en términos de costo de oportunidad, que los chinos explotan con crudeza.

Apunte amigo lector, que los negocios con China son exclusivamente con empresas estatales chinas, la sombra de la corrupción chino-venezolana es demasiado densa, del lado chino y del lado venezolano. Son negocios entre la nomenclatura, burócratas, militares y políticos de ambos gobiernos y partidos; los escándalos de esas corruptelas, ya comienzan a fluir.

Así, menor venta de petróleo en al mercado americano, – hoy fluctúa en 750 mil barriles- no es compensada por su venta ni a Cuba, ni a Petrocaribe, ni al Mercosur, ni siquiera a China, dado que a esos clientes tiene con Venezuela costos intereses políticos a los venezolanos, el petróleo se les vende con descuentos y arreglos financieros que afectan el patrimonio de los venezolanos y con elevados costos de transacción a cambio de solidaridad política. Se ha creado una “trilateral” del negocio, corrupción y el mercantilismo y la formación de grupos económicos nacidos de relaciones incestuosas entre el gobierno y asociados privados financiados por la renta del petróleo. En Argentina ya comenzaron a conocerse algunos, ídem en Brasil y Ecuador.

¡Pero todo esto ocurre con el petróleo a 100$!

Finalmente el impacto negativo en la caja de PDVSA de la acumulación de pasivos con proveedores, contratistas y asociados; pero también por un creciente costo de producción, por desinversión, descapitalización de PDVSA, cuyo flujo de caja depende críticamente de una fuerte presión fiscal, PDVSA es un agente fiscal sucedáneo al gobierno. Se comprende entonces como, pese a un precio de 110 $/barril de petróleo, hay escasez de dólares y porque es un serio problema político que los venezolanos aún están por descubrir, lo harán sobre escasez, probable hiperinflación y severa contracción de la economía.


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