Necesitamos barajar la mano. Como estamos no hay solución posible. El juego está trancado
ALFREDO YÁNEZ M. | EL UNIVERSAL
Ya nada será igual. Se rompieron todos los nexos posibles. La autoridad se diluyó, no existe. Solo queda la represión, el abuso, el asalto desde el poder, para imponer una práctica que desgasta y que solo sirve para extender un poco en el tiempo un esquema de relación social que margina y excluye; mientras que los "poderosos", descubren la fórmula para disfrutar de sus dineros mal habidos en otras tierras.
Ni siquiera si este tiempo de reflexión, que es la Cuaresma, cumpliera sus fines últimos, y todos los venezolanos volvieran a sus casas a reiniciar la vida cotidiana, podría establecerse una posibilidad de reinserción, de reacomodo.
Los valores se perdieron junto a los conceptos de democracia, pluralidad, intercambio, debate, separación de poderes... República.
La desmoralización de la sociedad acecha y las demostraciones de resistencia, en los órdenes que cada quien las entiende, desde la nefasta anarquía hasta la inspiradora protesta no violenta, generan como producto un país en ruinas.
No hay manera de que los venezolanos nos acostumbremos a esta barbarie cotidiana, pero tampoco a la sumisión que supone el dejar pasar, mientras una pandilla se reparte el botín saltándose toda clase de leyes; incluidas la ley de la vida y de la selva.
Estamos, pues, en esa instancia en la que es necesario barajar la mano. Con los actores que tenemos es imposible darle solución a un conflicto de profunda implicación social, que mueve a un tiempo a la razón y a la emoción.
El panorama no dibuja un liderazgo capaz de entender lo que hoy ocurre en las calles, y quienes asoman con visión para ello, son atacados por posturas mezquinas. Mientras sigamos así, nosotros mismos seremos el enemigo a vencer.
@incisos
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