Marianella Salazar / El Nacional
La última semana ha sido horribilis para el régimen: 1) a pesar del quilombo armado por la canciller Rodríguez en el Consejo Permanente perdieron el poder de los “petrovotos” en la OEA y tuvieron que escuchar la impecable radiografía de la tragedia venezolana en la voz calmada del secretario general, Luis Almagro; 2) los países de la Unasur votaron mayoritariamente en contra de la posición de Venezuela y hasta el narcopresidente Ernesto Samper se vio obligado a suspender la reunión de cancilleres pautada ese mismo día; 3) el subsecretario de Estado, Thomas Shannon, anunció que Estados Unidos hace votos por un referéndum revocatorio oportuno; 4) generales del entorno chavista –Clíver Alcalá Cordones– piden la renuncia de Maduro y comienza la callada pero no invisible escisión del PSUV; 5) las serviles secuestradoras del CNE activan un descarado saboteo para evitar la recolección del 1% de las firmas para el referéndum revocatorio, pero la indignación de la gente les pasó por encima recogiendo más del doble de las rúbricas; 6) Pablo Iglesias y sus huestes de Podemos reciben una estampida de más de 1 millón de votos y España se salva de caer en manos de la ultraizquierda patrocinada por Venezuela; 7) suspenden intempestivamente la cumbre de presidentes del Mercosur, pautada para el 12 de julio, por la crisis de gobierno de Venezuela, país al que deben traspasar la presidencia pro témpore y que algunos gobiernos ven con recelo. Nadie quiere retratarse con el dictador de Venezuela.
Bocazas
La anunciada y frustrada intervención en el Consejo Extraordinario de la OEA del presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, fue algo digno de un político principiante, no de alguien con su experiencia y oficio. Con semanas de antelación anuncia con bombos y platillos cada paso que piensa dar, creando una expectativa fallida que, lejos de causar el efecto político apremiante que exige el país, se pierde en anuncios de más anuncios que nunca terminan de concretarse. Es que ni una foto con algún embajador afín a la causa venezolana se tomó –excepto con Almagro–, a menos que se trate de una estrategia electoral personal, lo cual sería absolutamente inaceptable en este momento, aunque no imposible. Los aspirantes presidenciales deberían concentrarse en el revocatorio este mismo año. Posponerlo para 2017 sería extender la agonía chavista hasta 2019, además de ser un golpe mortal al liderazgo del principal promotor del RR, Henrique Capriles, cuyo desgaste político luego de dos agotadoras campañas presidenciales lo alejaría del panorama electoral de 2019.
En cuanto a Leopoldo López, se encuentra aislado y en prisión; Antonio Ledezma, privado de libertad y con prohibición de hablar; Maria Corina, ninguneada por algunos sectores en la MUD; quedaría entonces una eventual candidatura de Ramos Allup, que contaría con los defensores de un diálogo con el gobierno, como el que propicia el diputado Timoteo Zambrano, que permitiría un Madurexit consensuado para 2019.
La crisis en Venezuela es un punto focal de suma gravedad para el hemisferio; por esta razón asombra conocer de planes colaboracionistas como el de Zambrano, o del papel que juega el diputado Edgar Zambrano, mano derecha de Ramos Allup, quien ha solicitado –según nuestras fuentes– una audiencia con el dictador cubano Raúl Castro para tratar de “ayudar” en un diálogo. Se está creando un ambiente de convivencia no convencional, en el que Maduro solo reconoce a HRA como “jefe de la oposición”. Según Datanálisis, Ramos Allup lidera los sondeos de opinión. La misma encuestadora cuyo presidente nos sorprendió al afirmar que aquí no hay ninguna hambruna.
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