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domingo, 23 de octubre de 2016

Si se puede. Por Luis Vicente León


Luis Vicente León | El Universal

Tuve la oportunidad de visitar China esta semana, en el marco de la feria de Cantón. Fue una experiencia espectacular, pero no sólo por las razones convencionales. Claro que ir a China es una nota. Tenía 25 años sin ir y fue muy impactante mirar el cambio que ha tenido en estos años. Hong Kong es una ciudad llena de energía, que mezcla esa infraestructura maravillosa y moderna, diseñada por los arquitectos más importantes del mundo, con la China tradicional en sus calles, el bullicio de la gente, los chiringuitos de comidas, los vendedores ambulantes, los masajes en cada esquina, la acupuntura, la venta de medicina naturista, cuero de pescado, té por todos lados y el clásico comercio sexual en cada rincón. Guangzhou, ya en tierra firme y sede de la feria, quiere competir con ella en el tamaño y cantidad de sus edificios gigantes y hermosos, una oferta impresionante de marcas de lujo, la mayor concentración de carros alemanes que he visto fuera de Alemania, su fabulosa Canton Tower, la más alta de China, el paseo por el río, lleno de color e historia, y los mercados de comida de mar, en donde ofrecen vivo cualquier cosa que salga del mar y del río, incluyendo culebras, cucarachas de agua y cocodrilos, manjares que preferí no probar esta vez, recordando mi última experiencia en Taiwán hace algunos años.

Pero no fue sólo China la que eso hizo tan especial esta visita. Fue Venezuela. Paso mucho tiempo analizando el entorno de nuestro país y es claro que en el medio de una crisis de la magnitud que estamos viviendo, lo que vemos no es ni bueno ni estimulante. He descrito a la saciedad los problemas que vivimos, las razones que explican la crisis, el impacto de la misma sobre la población y las empresas y los enormes retos que enfrentamos para superarla. No me caracterizo por ser muy “polite” con respecto a este, ni a ningún tema. Critico severamente el modelo de desarrollo económico y político que se implementa en el país y que es, en mi opinión, la base fundamental del problema. Pero también dedico mi esfuerzo a promover la idea de que toda crisis representa a la vez una oportunidad. Que la estrategia ganadora de las empresas, en el medio de una crisis, no es huir sino enfrentar la crisis. Buscar alternativas creativas que permitan mantener intacto el casco del barco, mientras pasa la tormenta. Se pueden quebrar mesas de noche, lámparas y vajillas por los embates del mar. Pero si mantienes el casco impecable, estarás luego listo para navegar más rápido que todos los demás y tomar ventajas que ningún otro podrá tomar tan rápido y con menos costos que tú. Hemos aprendido algo de todas las crisis que hemos vivido en el pasado: todas pasan y quienes logran superarlas, se comen el mundo.

Y de eso se trató esta visita a China. De participar en un encuentro empresarial en el que se dieron cita los más importantes proveedores chinos de tecnología y electrodomésticos, para mirar con Cyberlux, la principal ensambladora venezolana de este sector, la posibilidad de construir alianzas de producción que permitan aprovechar la capacidad ociosa, la experiencia de producción local, la mano de obra calificada, los costos de producción competitivos en términos regionales, para producir en Venezuela bienes que se coloquen en el mercado latino y permitan autogenerar divisas (nuestro bien más escaso) y reactivar las plantas, el empleo y la inversión.

Hablamos de la crisis del país, pero no olvidamos nunca que más allá de la crisis hay un país lleno de oportunidades que ha demostrado siempre su resiliencia y que tiene una historia de superación, que volveremos a ver en breve y que por el que vale la pena apostar. Gracias por recordarme que sí se puede.

luisvleon@gmail.com


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