Están tentando la fuerza del bozal de arepas; y se puede romper
ALFREDO YÁNEZ M. | EL UNIVERSAL
Hace casi dos décadas se convocó en Venezuela a una marcha muy particular. Fueron cientos de hombres y mujeres que coreaban una contagiosa canción en la que se escuchaba con toda la ironía que la mezcla entre las notas musicales y la molestia podían transmitir que "ser corrupto es una nota".
Hoy, con toda la distancia en tiempo, resistencia, padecimiento, niveles de corrupción administrativa, de peculado de uso y de la peor de todas, la que se vale del sentimiento para manipular, desde el poder se burlan del pueblo. Les ven la cara y les convocan para marchar en contra de la corrupción.
Se valen de un acto de gobierno para invitar a una acción partidista. Mueven a su antojo a las instituciones del Estado para sus fines politiqueros; disfrazan de justicia la diatriba que no pueden dirimir con discursos y hechos concretos; y tienen la santa soberanía de hablar de lucha anticorrupción.
Tientan la fortaleza del bozal de arepas; confían en demasía de una lealtad que ya ha demostrado con suficiencia que no es eterna, ni evoca legados incompletos.
Cuando la evidencia permea hacia rumor diario, cuando cada día los escándalos se multiplican y pasan de las empresas del hierro a los puestos de custodia en la frontera; y de ahí a los institutos de fiscalización de precios, y luego eso se mezcla con el nepotismo, etc., no resulta convincente la convocatoria a una manifestación en contra de la corrupción.
Habrá de hilarse muy fino para que esta trastada no desate la angustia contenida de tanto venezolano que ha dejado pasar y pasar, hasta que se canse de que le vean la cara y reaccione, con la contundencia de la calle; esa que le hacen pisar con excusas; que se vuelven realidad. Por lo pronto, en una parte del país, la corrupción va en marcha.
@incisos