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jueves, 8 de agosto de 2013

Fábulas sobre contrabando y dólares Cadivi. Por Wilfredo Franco



WILFREDO FRANCO | EL UNIVERSAL

Están llevándose el ganado venezolano a fincas fronterizas, lo pasan a Colombia y luego lo "importan" con dólares Cadivi. Esta primera fábula la oí en Guasdalito y me dejó pasmado. Pero al oír más historietas fronterizas sobre contrabando de alimentos, madera y medicinas de Venezuela a Colombia, pensé que la fábula podría ser posible. Poner gasolina en la zona fronteriza es un verdadero "karma". Me tocó levantarme a las 4 am a hacer la cola en una bomba que no exige "el chip". Los finqueros con sus 350 y sus pickups con varios pipotes de 200 litros hacen la espera demasiado larga, pobre de ellos pues es su día a día. Cada uno puede tomarse media hora para completar el llenado. El guardia nacional de turno verifica los cupos, autorizados previamente. La infraestructura y los equipos de las estaciones de gasolina parecen de un país arruinado. Veo muchos camiones grandes con placa colombiana llenando tanques a ambos lados. Le pregunto al guardia y me dice que están autorizados. Desde allí de Guacas (frontera entre Barinas y Apure) al próximo pueblo colombiano se requieren 20 litros, pero el camión llena al menos 200 litros. Comento con un vecino de cola y me cuenta otra fábula: existe un gang del transporte con una flota de camiones que viaja Cúcuta-Arauca-Cúcuta y en cada trayecto llenan 400 litros, hacen varios pases al día. Un rápido cálculo me convence del "descubrimiento" anunciado por el "Presidente" (legitimidad no confirmada por el TSJ) Maduro, de que "existen razones económicas para el contrabando a Colombia" (¡vaya descubrimiento!). La magia, que no es fábula, es que un litro de gasolina que se paga en Venezuela a 0,1 bolívares se vende en Colombia al equivalente a ¡1 dólar! Es decir, un camión tanque de PDVSA (todos son de PDVSA) de 60.000 litros permite transformar ¡6.000 bolívares en 60.000 dólares! ¡Maduro, ese contrabando fabuloso no existe en ninguna otra parte del planeta! ¿Se puede parar eso? La fábula dice que el negocio grande de la gasolina lo lleva el cartel de "los cuatro soles", nombre dado por los lugareños por supuestos cuatro generales. Por razones económicas este gobierno es corrupto por su propia naturaleza intervencionista, mientras más alcabalas más corrupción, dicen economistas y empresarios a cada rato. ¡Y tienen razón!

En una estación de gasolina venezolana, cercana a Puerto Santander, población colombiana fronteriza en el norte de Táchira, un soldado custodio, con el cual conversé un rato mientras hacía la cola, me explicó que efectivamente había contrabando de gasolina y otros bienes, pero que esa era "la manera de subsistir de mucha gente porque no había trabajo". Eso no es fábula, es la verdad purita, pensé.

Volviendo a las fabulas de los dólares, hay una muy entretenida, que dice que algunos interesados en dólares pagan, por ejemplo, dos millones de dólares y reciben del intermediario de Cadivi solo uno. Esa fábula corrió por ahí en varias versiones muy parecidas durante la época reciente del Sitme. Pronto aparecerán las fabulas de las actuales subastas. Finalmente, la fábula más común, "por ahora", es el sobreprecio. Algunas empresas importadoras consiguen quien les facture, digamos un millón de dólares en mercancías, y adquieren realmente la cuarta parte. Justifican la medida afirmando que necesitan los dólares para asegurar futuras adquisiciones de materias prima, repuestos, etc., dada la incertidumbre del sistema Cadivi para garantizar el mantenimiento de las operaciones de la fábrica, y yo añadiría de la economía venezolana en general, dados los desastrosos resultados.

Y es que el invento de Chávez de controlar el dólar ha sido un soberano fracaso en evitar la fuga de divisas, que según los cálculos sobrepasa los 200.000 millones de dólares en 10 años. Pero ha sido un extraordinario éxito para el fomento de la corrupción y de la delincuencia de cuello blanco, incluyendo políticos y negociantes, a una escala que dejó a Recadi, a adecos y copeyanos, y al propio chinito de Recadi, como cuentos infantiles. De paso, el socialismo siglo XXI destruyó el sistema económico y la industria productiva de Venezuela. En cambio, el Ecuador del economista presidente Correa, mantiene al dólar de EEUU como moneda propia y su economía avanza por buen rumbo, y no existe la terrible corrupción que aquí nos está arruinando a todos. Todo esto sería una fábula digna de contar en el futuro, pero lamentablemente es la tristísima realidad de un país que, teniendo la oportunidad de resolver sus necesidades básicas y avanzar al mundo desarrollado, cayó en picada por el precipicio de la pobreza económica y de espíritu. Varias generaciones llorarán al ver una franela roja, como en Cuba.

wfranco01@gmail.com


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