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sábado, 20 de mayo de 2017

¿Cómo el Gobierno utiliza la escasez como herramienta política?. Por Víctor Salmerón


Víctor Salmerón / @vsalmeron / Prodavinci.com

Después de 13 años de controles y de quedarse sin dólares para importar a manos llenas, el sueño del Socialismo del Siglo XXI ha dado paso a una persistente escasez de productos básicos que el gobierno de Nicolás Maduro administra con fines políticos, como deja en claro el documento donde el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) describe su estrategia para enfrentar la crisis: la Agenda de Campaña Carabobo 2017- 2021.

El instrumento que emplea el gobierno para enfrentar el desabastecimiento son los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) que venden alimentos a precios subsidiados a las familias de bajo ingreso y obligatoriamente incluyen a representantes del PSUV provenientes de las Unidades de Batalla Bolívar – Chávez, La Unión Nacional de Mujeres y el Frente Francisco de Miranda.

El boletín del Comando Central Bolivariano que resume la Agenda Carabobo, distribuido a los militantes del PSUV el pasado 23 de febrero, deja en claro la decisión de utilizar los CLAP como herramienta política al señalar en el punto cuatro de los acuerdos y decisiones:

“Hay que politizar la gestión de los CLAP, en ellos, aparte del Estado Mayor de cada uno, son sumamente importantes los jefes de comunidad y los jefes de calle, quienes tienen que ser personas altamente politizadas para que lleven en la visita casa por casa el mensaje de la revolución a los jefes de familia, aparte del módulo de los alimentos. Los CLAPS son la fuerza productiva que permite territorializar la política económica. El PSUV lucha por construir saldos organizados desde los nuevos liderazgos que vienen surgiendo en ellos, que en su mayoría son mujeres, cabezas de hogar, que se sumaron a través de los CLAPS”.

Freddy Bernal, coordinador de los CLAP, adelantó el pasado 7 de abril en declaraciones a Venezolana de Televisión que actualmente existen 30 mil Comités y tras asentarse como el sistema que permite a seis millones de familias obtener alimentos básicos jugarán un rol clave en la estrategia que aplicará el gobierno para contener la ola de protestas que comenzó hace un mes en distintas ciudades del país.

Dijo Freddy Bernal:

“Los CLAP son una herramienta política para defender la revolución, aunque el beneficio no tiene discriminación alguna. Los CLAP ahora se están estructurando como mecanismo de defensa en el territorio y hay que decirlo le guste o no a la oposición. En el CLAP está un miliciano y vamos a crear en cada territorio una unidad de defensa de la milicia. En los urbanismos vamos a tener una unidad de defensa de milicia por urbanismo porque no nos vamos a dejar tumbar”.

Al mismo tiempo los CLAP aumentarán la lista de productos básicos a ser vendidos a precios subsidiados.

Explicó Freddy Bernal:

“Ahora vamos a otra etapa, al CLAP materno. Unas 650 mil mujeres paren al año, 55 mil CLAP al mes. Son dos tipos de CLAP, un CLAP antes de parir, fundamentalmente son leguminosas, proteínas y medicinas para estabilizar, crecer y formar un embrión bien sano. Esto está cotejado por el Ministerio de la Salud. El segundo CLAP es el posparto que trae toallas, medicamentos, eso es parte de ir fortaleciendo los CLAP. El otro CLAP es el de artículos de limpieza personal y limpieza del hogar”.

Dirigir la producción

Las cifras oficiales indican que los CLAP venden 42 mil toneladas de alimentos cada mes. Gerentes de compañías afirman que una importante cantidad se obtiene a través de importaciones, pero desde el 4 octubre de 2016 está vigente una resolución del Comando para el Abastecimiento Seguro que permite obligar a las empresas, públicas y privadas, que se desenvuelven en los sectores agroalimentario, higiene personal y aseo del hogar, a vender hasta la mitad de su producción a los Comités.

Recientemente el gobierno comenzó a aplicar un mecanismo de intervención para administrar la escasez de pan en las panaderías que genera nerviosismo en las empresas porque es visto como el preámbulo de lo que podría suceder en los sectores que elaboran productos que entran en la órbita de los CLAP.

Fuentes consultadas explican que las empresas que fabrican la harina deben destinar su producción, que es insuficiente para satisfacer la demanda por la caída en la importación de trigo, a las panaderías que los interventores ordenan y una porción muy pequeña se destina al sector industrial. La consecuencia es que el pan aparece en algunas panaderías ubicadas en zonas del país donde el gobierno más le teme al descontento de la población. Al mismo tiempo, crece la escasez de pan de sándwich y el que emplean las cadenas de comida rápida.

Empresarios temen que esta manera de administrar el desabastecimiento se extienda a todas las empresas que elaboran productos para los CLAP porque implica perder por completo la gerencia de la distribución y solo producir para el sector público.

La Agenda Carabobo contempla “construir un nuevo esquema logístico y de distribución y un nuevo esquema de costos y precios”.

¿Pagador del CLAP?

El gobierno avanza en la construcción de una estructura donde las empresas, aparte de proveer productos, podrían facilitar el proceso de cobranza de los alimentos que se distribuyen a través de los CLAP.

El primero de mayo el presidente de la República, Nicolás Maduro, publicó en Gaceta Oficial el decreto 2.833 que otorga a las empresas un plazo de treinta días para que comiencen a pagar a los trabajadores el bono de alimentación, que hasta ahora se cancelaba a través de tarjetas electrónicas “en efectivo o mediante abono en su cuenta de nómina”.

Agrega el decreto que el trabajador podrá autorizar que se le descuente del bono de alimentación, que actualmente es de 135 mil bolívares, el dinero necesario para “la adquisición de bienes y servicios en el marco de los programas y misiones sociales para la satisfacción de sus necesidades”.

La abogado laboral Maryolga Girán no duda en señalar que esta disposición abre la puerta para que las empresas comiencen a jugar un nuevo rol en el rompecabezas de los CLAP.

“Muy probablemente los trabajadores podrán cancelar la bolsa de comida a través de este descuento que hará el patrono y las empresas tendrán que establecer convenios de pago con los distribuidores de los CLAP”.

El resultado

Tras un año desde que Nicolás Maduro anunció la creación de los Comités, una incesante campaña publicitaria a través de los medios de comunicación y el incremento en el número de familias que reciben las bolsas de comida, no se percibe mayor ganancia política para el gobierno, mientras que el desabastecimiento y el alto costo de la vida siguen siendo los principales problemas de los venezolanos.

La encuesta Omnibus de Datanálisis correspondiente a abril de este año precisa:

90,5% de la población cataloga de mala la situación del país.

72,3% de la población evalúa como negativa la gestión del presidente Nicolás Maduro.

37,8% de la población afirma que su principal problema es el desabastecimiento de alimentos, 13,8% el alto costo de la vida y 4,8% la crisis económica.

Otro estudio de Datanálisisfechado en febrero de este año evidencia que al menos hasta hace tres meses los CLAP no han evitado el deterioro en la calidad de vida de la población. De acuerdo con esta encuesta:

23,7% de la población afirma que solo come dos veces al día y 0,8% una vez al día.

Disminuye el consumo de proteínas (pollo y carne de res) y aumenta el de carbohidratos.

La idea de crear un sistema para administrar la escasez con fines políticos mientras la inflación se acelera por la emisión de dinero para cubrir el déficit de las cuentas públicas, el desabastecimiento permanece porque el pago de la deuda externa obliga a un severo recorte de importaciones y la economía permanece hundida en la recesión, no parece ser el camino más acertado.


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