Por Luis Vicente León | El Universal
El resto del año 2017 va a ser económicamente peor que la primera mitad. No se han aplicado estrategias económicas de cambio. La confianza está en el piso. La convulsión sociopolítica deteriora el ambiente económico. La capacidad de endeudamiento es nula, la producción petrolera se contrae, las inversiones se desploman y el precio del petróleo se porta peor de lo esperado.
¿Y qué haces tú para protegerte? Comencemos por decir que no hay forma de evitar el empobrecimiento de la población. La caída del ingreso real apunta a una cifra cercana al 20%. La inflación se acercará al 1.000%. La producción de bienes se desploma, caen las importaciones, y se reduce el empleo. Somos y seremos mucho más pobres.
Esto quiere decir que un primer paso lógico para las familias es ordenar y planificar la reducción de su consumo. Debemos jerarquizar los gastos y escoger cuáles podemos reducir con el menor costo posible sobre la calidad de vida. En el caso de los estratos D y E, no hay forma de evitar una reestructuración del consumo alimentario, considerando que casi el 65% del presupuesto familiar se dedica a esta partida, habrá que revisar cómo reducir el gasto. Manteniendo en la medida de lo posible la carga nutricional, la idea es combinar las proteínas, carbohidratos y vegetales más económicos. Reducir el consumo de productos fritos y empacados y aumentar el consumo de agua. Lo gastos de transporte deben ser racionalizados, acortando en la medida de lo posible los desplazamientos. Y, finalmente, es importante intentar generar ingresos adicionales, que incluyen actividades complementarias en quienes ya trabajan e incorporar nuevos miembros de la familia a la generación de ingresos, incluso desde el hogar.
En el estrato medio, la estrategia de ahorro es conceptualmente igual. Las holguras de consumo en este estrato son evidentemente mayores y es ahí donde debe enfocarse el ahorro. Se tienen que reducir las “indulgencias”. El menú familiar debe estar planificado y deben evitarse los consumos fuera del plan. El hogar es el mejor lugar para consumir y la búsqueda de lugares más económicos para hacer el mercado debe ser permanente. Cada bolívar de ahorro cuenta y es clave meterle este concepto a toda la familia. Prefiera, en la medida de lo posible, productos nacionales, que tendrán un mejor precio, y esté dispuesto a probar nuevas opciones y empaques.
Elimine los gastos superfluos, incluso aquellos que puede pagar. El ahorro de hoy será vital mañana para adquirir productos esenciales en una economía brutalmente inflacionaria. Adelante las compras que pueda financiar y preservar en el tiempo. Todo lo que compre hoy será mucho más barato que mañana y eso incluye alimentos no perecederos. Endéudese incluso por encima de su aparente capacidad de pago. Deje que el límite lo pongan los bancos, no usted. Cada bolívar que le presten es un regalo que le cae del cielo. Con una tasa de interés inferior al 30% y una inflación estimada de 1.000%, en un abrir y cerrar de ojos su cuota a pagar será ridícula. Sólo garantice que ese dinero del préstamo se convierta en activos fijos, monedas de reserva de valor o inventario para consumo a futuro.
No mantenga activos improductivos que se conviertan en centros de costos. Salga de todo lo que esta vacío, varado o inútil.
Y finalmente, haga todo el esfuerzo posible por incrementar sus ingresos con actividades alternativas o nuevas y trate de generar moneda extranjera. Eso podría cambiar dramáticamente su posición actual. Y esto incluye trabajo e inversiones financieras.
A los ricos no puedo recomendarles nada. Seguramente están mucho más claros que todos nosotros.
Luisvleon@gmail.com
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