FÉLIX R. CHACÓN | EL UNIVERSAL
Tal cual Argo.
Otro complot fraguado por la CIA con la ayuda de la industria cinematográfica, y un cineasta, Tracy, Tim Tracy.
O por lo menos así les hubiese gustado.
Sin embargo trataron, crearon su propio guión. Lo siguieron, lo "invitaron" a la sede de la policía política y lo dejaron ir, lo siguieron un poco más, hasta que finalmente lo apresaron con la etiqueta de espía, tan obvia como absurda. Lo relacionaron a actividades terroristas, al movimiento disidente estudiantil como su financista, y en sí como desestabilizador de país. Sólo les faltó acusarlo de la escasez de papel higiénico.
Si realizaba labores de espía, y quebrantaba leyes venezolanas y actuaba en contra de los venezolanos, no hay más que decir, ya que sería igual a que un venezolano fuese sorprendido en similares actividades en su país.
No obstante por la forma en que se desarrollaron los posteriores hechos, en los cuales justo con la reunión de los cancilleres de ambos países, la Fiscalía decidió dejar libre al "espía", al cual había detenido sin base alguna, y la prensa reportaba con sorpresa su expulsión del país y las imágenes televisivas lo mostraban en el aeropuerto de Maiquetía flanqueado por dos agentes de seguridad en su vía al avión hacia EEUU. Ya Tim no lucía como el "espía" al cual con rimbombancia habían anunciado su captura.
Parecía corroborarse la historia reportada en prensa acerca de las actividades de Tim Tracy. Lo dejaban libre porque resultaba más peligroso con su cámara que Mario con hojilla.
Tim no venía con el objetivo de rescatar diplomáticos de EEUU atrapados en Venezuela, sino más bien a captar la cruda realidad que vive el país, que por razones de tipo personal, profesional u otro, le interesó y lo llevó a ingenuamente pensar que podía filmarla libremente.
Vino a tratar de entender lo que pasaba en Venezuela para poder relatarlo al mundo en un documental el cual podría ser visto en algún canal que tuviera a bien comprárselo.
Tim se materializó en la vida de todo tipo de venezolanos entrevistándolos y filmándolos, solicitando sus opiniones y haciendo que le contaran sus historias. Que desde sus puntos de vista, clase social, color político, en sí desde sus más íntimas convicciones, actividades, creencias, le contaran qué había pasado con su país y cómo percibían el futuro desde su angustioso presente.
Ayer cuando escuché la noticia, no pude sino alegrarme por Tim, al igual que me hubiese alegrado por cualquier persona arrestada arbitrariamente en regímenes autoritarios y sin garantías de que se cumpliesen sus derechos.
Hoy, aprovecho para agradecerle querer contar nuestras historias, y abogo porque le sean devueltas todas sus pertenencias, y se le revoque el estatus de "expulsado".
Una vez más el gobierno al revés demostró que puede trabajar como Dios, de forma misteriosa, en esta oportunidad ayudando a un "espía" a agregar valor a su película con su propia historia y vivencia del autoritarismo reinante en el país, pero a la vez a que más personas se interesen en ella y puedan conocer como Tim, más de cerca la "revolución bonita".
"No puedo creer que en Venezuela todo sea culpa del gobierno" ...no lo entendía.
Cuando vuelvas, sabes dónde tomarte un buen café.
frcint@yahoo.com
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