ALEXANDER GUERRERO E. | EL UNIVERSAL
Hace días, bancos públicos liquidaban tenencias en deuda venezolana en dólares, el mercado bajó sus precios, se sabía que el Gobierno liquidaba activos, su liquidez en divisas había llegado al fondo de la olla. La orden fue: ¡raspen la olla!
Hacia el último trimestre de 2012 reventaron las crisis de balanza de pagos por caída de reservas, agotamiento de fondos externos y fiscal, un hueco de 17-18% del PIB financiado inflacionariamente por el BCV anunciaba una espiral inflacionaria. De la conjunción de esas dos crisis, un denominador común, carencia de medios de pagos le daban al Gobierno solo dos opciones. Primero, remoción de todos los controles para que los precios rescaten el equilibrio y aparezcan los dólares no-petroleros y una 2da., financiarse con la hiperinflación, liquidar oro a pérdida, racionar reservas, rematar portafolios de deuda pública en dólares en un escenario de colapso fiscal con serias consecuencias sociales. A juzgar por las reacciones del Gobierno de correr hacia adelante, ésta sería la opción escogida por el Ejecutivo, dada su negativa a hacer las reformas requeridas para poner el fisco en orden.
Ambas crisis tienen el mismo origen: caída de la producción y de valores de exportación de petróleo en medio de una colosal expansión del gasto público, corrupción en amplia escala y asignación de recursos sin racionalidad. Ello, acompañando el costoso financiamiento de la clientela política, dentro y fuera de Venezuela con una economía política donde el control de cambio precariza la propiedad sobre el bolívar, alienando al venezolano y sus empresas de arbitrar activos en divisas, además de políticas para descapitalizar y empobrecer al sector privado nacional.
El resultado de ese proceso que por acá adelantamos, es la dependencia exclusiva del intercambio y flujo de capitales de los dólares del petróleo, ahora en monopolio del Gobierno. Éste dispuso de los horizontes de la economía privada, sobre un supuesto político y económico falso, que el resultante tamaño del Estado/gobierno, podría ser financiado exclusivamente por la renta del petróleo. Hoy, pagamos esos errores con una enorme crisis de pagos, hiperinflación y envilecimiento del precio del dólar y escasez.
Para entender este fenómeno y sus terribles efectos, permítanme describir cómo trascurre. Pdvsa recibe dólares de sus exportaciones; parte de ellos los vende al BCV y recibe bolívares con los que paga la contribución fiscal al Gobierno; esos bolidólares constituyen más del 50% del ingreso fiscal. Se comprende lo que implica fiscalmente y en reservas la caída de las exportaciones y de los valores petroleros, lo que ha venido ocurriendo desde finales del 2011 y que ha movilizado al ministro Ramírez a clamar a sus pateados socios que incrementen la producción.
Al reducir Pdvsa ventas de dólares al BCV, se extrema el racionamiento en Cadivi, el rezago va en seis meses. La escasez de dólares fue la razón por la cual la 1era subasta no se ha liquidado totalmente, lo que hado forma al fiasco Sicad, y aunque el Gobierno promete semanalmente, no hay dólares, es así de simple. Pero no todo termina allí; al caer la venta de dólares de Pdvsa se contrae el ingreso fiscal, entonces el Ejecutivo decidió que el BCV financiara monetaria e inflacionariamente el déficit fiscal producido, por ello, la inflación prometida por Giordani de 16% para 2013 se alcanzó en cuatro meses, acotábamos en octubre que el Ministro mentía.
Mientras las dos crisis causan escasez, inflación y contracción, el riesgo crece más de 18% desde que Maduro fue juramentado. Ese riesgo condensa las razones por la cuales el Gobierno no ha emitido deuda en dólares, aunque ya se consumió a la fecha el 90% del endeudamiento en bolívares; un fenómeno característico del umbral hiperinflacionario; el Gobierno puede emitir bolívares sin límites en el BCV y deuda en el Tesoro con la inflación pagando la expansión fiscal, pero no puede emitir dólares. Pdvsa para compensar su deficitario flujo de caja y pagar el déficit del Ejecutivo se ha endeudado masivamente en la banca pública y en el BCV, la explosión monetaria resultante está a la vista y con ello al borde de la hiperinflación. Resta la indexación de contratos y salarios, la otra pata de la hiperinflación, la respuesta social y económica de la gente a la inflación.
¿Cómo es posible con el petróleo en $100 no hay dólares sino inflación? Pdvsa tiene la respuesta, su descapitalización por presión fiscal, crecimiento de costos de producción y los costos financieros por su deuda, vuelve humo la mitad de esos de esos $100; solo 32 dólares revientan en el BCV y en el Fisco como contribución fiscal. Pdvsa muestra en sus balances cuentas por pagar 17 MM de US$, pasivos por 44 MM de US$, y cuentas por cobrar de sus clientes políticos por 44 mil millones de los cuales Cuba, Petrocaribe, China y otros multilaterales cambian petróleo por vitualla para cubrir los déficits agroalimentarios que el mismo Gobierno ha causado destruyendo al sector privado.
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