El 31 de enero los representantes de organizaciones LGBT presentarán una propuesta ante la Asamblea Nacional para que se apruebe la unión entre personas del mismo sexo. Hace falta participación de los políticos en este tema, que exige un sector minoritario. A juicio de los especialistas, el debate sobre la homosexualidad debe comenzar en las escuelas y universidades
Por Faviana García / laverdad.com
Necesitan empezar el debate. Una minoría manifiesta que aunque son seres humanos igual que cualquier otro venezolano, no gozan de los mismos derechos. Es por esto que el 31 de enero 31 organizaciones LGBT -sigla que se usa como término colectivo para referirse a las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales- se dirigirán hasta la Asamblea Nacional para pedir el matrimonio igualitario.
Hace falta que los políticos se involucren. Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, explicó que aunque no se han hecho estudios de cambios sociales, en específico con la homosexualidad, este país no está educado para el cambio que trae consigo el matrimonio entre parejas del mismo sexo. "Esta es una sociedad mucho más conservadora y al sistema político siempre le cuesta pensar en estos cambios que no necesariamente son populares. La mejor manera para darle un reconocimiento a la diversidad es empezando procesos educativos para que luego se reciba el cambio de una manera natural e incluso se apoye. Hay que fomentar desde las escuelas el respeto a la diversidad".
El tema se podría tomar como tópico caliente sin una previa campaña de sensibilización, debido al temor de la sociedad y las influencias que ejerce la religión. "La sociedad no está acostumbrada a un tema que no se ha tocado en los procesos educativos".
En la educación
Carlos Zapata, coordinador de Autodesarrollo de la Facultad de Ingeniería en la Universidad del Zulia, considera que la sociedad venezolana es muy conservadora y no acepta las diferencias. "Si vemos un muchacho con un aro en la nariz y otro en la ceja y el pelo cortado de otra forma ya lo vemos como especie rara, mientras que en otros países no se ve así".
A su parecer, uno de los problemas está en la enseñanza. Hay oficios, incluso, que tienen un alto nivel de sensibilidad. "Si alguien es decorador, de inmediato piensan que es gay". Para el profesor universitario, la educación está lejos de asumir el compromiso de ser diversa. "No se valoran los talentos ni los desarrolla, dependemos de la eventualidad de desarrollarlos, de que se tenga la suerte de que se encamine a la persona. La homosexualidad es un punto que responde a una serie de problemas de nuestro sistema educativo".
Falta mucho
Lo primero a entender es que la homosexualidad no debe verse como una patología, sino como un gusto, asegura la sexóloga Elized Huerta. "No es una enfermedad, no es que se le va a quitar si lo casan con alguien. Simplemente es una condición que tiene el individuo en donde la sexualidad se la va a atribuir a personas de su mismo sexo. Esto es responsabilidad de cada quien. En este país hay mucha discriminación; es parte de la educación, de las costumbres que traemos de nuestros antepasados".
Huerta, quien también es psicóloga, lamenta que en el país aún no sea bien vista la homosexualidad. "Es una situación que viene de muy atrás, con roles definidos dentro del hogar, en el que la madre es la que se encarga de la casa y el hombre es el machista que sale a buscar la comida. Cuando hay un homosexual en la familia, se genera confusión. No se sabe llevar este rol y por lo general los padres no lo aceptan".
"La gente aún se escandaliza cuando le dices que dos hombres viven juntos; entran los valores morales, se meten con la religiosidad y se hace una mezcla con todo aquello. Cuando se habla de un matrimonio gay, pienso que la sociedad todavía no está preparada para eso". Elized Huerta. Psicóloga y sexóloga
