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viernes, 14 de marzo de 2014

Maduro: te equivocaste de enemigo. Por José Domingo Rangel (Mingo)


JOSÉ DOMINGO BLANCO (MINGO) | EL UNIVERSAL

Un mes de protestas: treinta días de enfrentamientos continuos y, en algunos casos, contundentes, cuyo saldo nos llena de dolor. Muertes, detenciones, torturas ordenadas por quienes nos gobiernan. Delitos que, confiamos, no sólo los condene la justicia divina. Llevamos un mes asqueados ante el sadismo exacerbado que brota de las entrañas de los encargados de imponer el orden –a punta de represión, bombas lacrimógenas, culatazos, perdigonazos y disparos a mansalva– quienes han dado rienda suelta a sus perversiones para saciarlas arremetiendo contra los estudiantes/manifestantes cuyas únicas armas han sido sus ideales.

Los delitos de lesa humanidad no prescriben. Y ese debería ser suficiente motivo para que Maduro y sus secuaces sufran de insomnio. Porque, aquellos del gobierno que hoy se jactan de dormir a pierna suelta, profundo y en paz, deberían recordar que tan culpable es quien ejecuta el maltrato como quien da la orden para que se cometa. No están exentos de responsabilidades y quizá por eso hasta Heinz Dieterich –¿lo recuerdan? – afirmó en una entrevista que le hicieran recientemente que "a Maduro le quedan máximo ocho semanas más en el poder". Así estará de mal este gobierno que Dieterich –el ideólogo del Socialismo de Chávez– brinca la talanquera, marca distancia, rompe pajita y no ¿cobra más? Cuándo hubiéramos imaginado a este señor asegurar – y abro comillas: "el problema de base es la violenta criminalidad que hace de Caracas, la capital, una de las ciudades con la tasa de homicidios más alta del mundo. El que falte el papel higiénico y la harina, mortifica, pero no es una amenaza a la vida; el que además, por causa de la devaluación del bolívar, viajar al exterior resulte tan complicado, molesta mucho a la gente. Si todo eso se junta, te lleva a una profunda frustración. Y además las muy poco inteligentes reacciones del gobierno, que en vez de comprensión impone represión, hacen que hierva a su máximo punto, que es lo que ahora vemos".

Dieterich le da ocho semanas a Maduro. Yo, en mi artículo publicado el 22 de marzo de 2013, escribía que Maduro tenía que ganar las elecciones para se estrellara solito y entre las razones que expuse decía "Nicolás se estrellará porque la política de su gobierno-Estado acentuará la exclusión y la polarización. Esto generará una fuerte crisis en el sistema democrático; lo que a su vez propiciará un escenario para el cambio en la correlación de fuerzas. Y es que no sólo será su política de Estado: Maduro excluirá a todos los que se le opongan, y en este saco caerá hasta la gente de su tolda que no comulgue con él". Algo de esto vemos en estos momentos, ¿no les parece?

Sin embargo, no puedo pasar por alto algo que los expertos en política, sociología y hasta psicología social colocaron sobre la mesa de discusión: la protesta puso en evidencia que los adeptos del gobierno, ya no están tan contentos ni con ellos mismos; pero, los partidarios de la oposición, ya no se sienten tan identificados con sus líderes. La fractura de ambos grupos con sus respectivos ideales se hace cada día más evidente. Es decir, estamos estancados. Y si, la protesta no replantea sus fines y aglutina a los sectores populares –que también están descontentos, que también sufren las consecuencias de este mal gobierno, que también están hartos y hasta en peores condiciones que otros sectores porque están sometidos por los colectivos armados, que no los dejan protestar– no avanzaremos. Por eso, es importante en esta coyuntura escuchar el llamado que hacen los líderes que han surgido en los barrios –que los hay y muy inteligentes– quienes han expresado la necesidad de que la oposición deposite en ellos la confianza para realizar el trabajo político en sus comunidades, porque ellos saben cómo lograr la conexión emocional que se requiere para capitalizar el descontento que los movilizará para sumarse a la protesta contra los males que ha sembrado el gobierno.

Llegamos a un punto donde para salir adelante, las protestas deben ir in crescendo; pero, insisto, sumando a los sectores populares, aceptando el liderazgo de los dirigentes locales. Los motores originales se mantienen y ahora se suma una nueva causa: el reconocimiento de la oposición y la realización efectiva de los derechos y libertades. Estas protestas dejan al descubierto la falta de consenso básico dentro de la oposición; pero, también, la ausencia de una estrategia que genere y ponga en evidencia la ruptura y los desacuerdos que existen dentro del seno del chavismo. El gobierno equivocó al enemigo. Está reprimiendo de manera indiscriminada, brutal y exagerada a los estudiantes, quienes no están haciendo política: están en la calle motu proprio, no están nariceados por ningún partido. Maduro se equivocó, otra vez. Arremete contra el blanco equivocado. Le bastaría voltear hacia sus filas para darse cuenta dónde se encuentran sus verdaderos enemigos.

mingo.blanco@gmail.com

@mingo_1



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