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miércoles, 11 de junio de 2014

De las tres R a los 11 motores de Maduro. Por Elides Rojas


ELIDES J. ROJAS L. | EL UNIVERSAL

La economía está en su peor momento. El legado de Chávez se despliega por todo el país

Revisión, Rectificación y Reimpulso Revolucionario. Este grito de guerra lo inventó Chávez terminando el año 2009 como un arma discursiva para dar ánimo a su gente y arrancar el año 2008 con más fuerza en eso de volver leña a Venezuela de la mano de los cubanos. De los mejores era Chávez en tres cosas también: generando odio, mintiendo y poniéndole sobrenombres a la gente. Más nada. Todo lo demás es parte del fraude populista, cuyos efectos más importantes los vive ahora mismo el país, esta vez con el culpable fallecido; pero con su heredero a dedo, Nicolás Maduro, al frente del desastre.

Como todas las cosas de Chávez no pasaba más allá del aguaje, aunque hay que admitir que con el proyecto de destrucción de Venezuela de los Castro no jugó ni se distrajo ningún momento. Desde que arrancó la farsa en 1999 hasta el momento en que muere no paró de meterle C4 al país, a las instituciones, a la empresa privada, a la educación, a las buenas costumbres, al respeto, a los valores, a la unidad nacional, a la soberanía. Su obra, ciertamente, en ese sentido es perfecta: acabó con Venezuela y le dejó la mesa servida al hijo a juro, al hijo producto de la propaganda y la manipulación, Nicolás Maduro.

El suplente obligado ha realizado un magnífico trabajo en pocos meses. No revisó nada, no rectificó nada y mucho menos le dio algún reimpulso a la revolución. Como tampoco lo hizo el comandante muerto. Simplemente se dedicó a hacer programas de televisión, cadenas nacionales de radio y televisión y hablar tonterías. Eso hizo el fallecido y eso mismo hace el hijo natural del comandante muerto. Aunque hay una diferencia: Chávez se cansó de mentir y manipular, pero le creían. Maduro lo hace igual pero ni el chavismo que queda le cree. De hecho lo culpan de todo el desastre. Cuál es el trabajo de Maduro. Nunca aparece en las mañanas. Muy pocas veces. Según dicen se levanta tarde, con ojeras. Luego habla con la gente de información y comunicación y establece la cadena o el programa del día. El equipo del área política le dará la agenda y el sitio. Y listo. Al aire a la hora que sea y terminó la jornada. Trabajo de jefe de Estado no hace. Pura pantalla. Es lo que se ve todos los días.

Por eso el cuento de los 11 motores de la economía que inventó Maduro, muy al estilo de Chávez, no funciona. No funciona la economía. No funciona nada. Desde los tiempos del comandante muerto todo dependió siempre del dólar, de los ingresos petroleros. No alcanza el ingreso, aunque el precio del crudo esté alto, y se vino todo el fraude encima.

Dice la gente que Maduro no es Chávez, pero no se percatan todavía que el desastre lo dejó el fallecido comandante listo y empaquetado.

erojas@eluniversal.com / Twitter: @ejrl



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