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lunes, 13 de octubre de 2014

Del héroe Rafael Urdaneta al comandante eterno. Por Nitu Pérez Osuna


NITU PÉREZ OSUNA / EL NACIONAL

En los tiempos de Juan Vicente Gómez, el benemérito gustaba celebrar la fecha natalicia de Simón Bolívar con pomposidad... cuentan las malas lenguas que el día de su nacimiento, el 24 de julio de 1857 y el día de su muerte, 17 de diciembre de 1935, fueron arreglados por él mismo para que coincidieran con los días del natalicio y muerte del Padre de la Patria. Gómez fue un admirador “raro” del Libertador, lo idolatró a su manera, como suelen hacerlo los dictadores.

El 24 de Julio de 1926 a las 10 de la mañana, por orden de Gómez, quedó inaugurada la Plaza Urdaneta en Calabozo, estado Guárico, siendo el orador de orden Juan Pablo Álvarez.

Escribió Eduardo López Sandoval en sus pinceladas para un monólogo: “Siempre recordaré a Bolívar, a Páez y a Urdaneta. Plaza Urdaneta, plaza Bolívar, plaza Sucre y plaza Páez. Las plazas que marcan los cantos de los poetas que le entonan sus musas a la Villa de Todos los Santos de Calabozo. Los dueños de los nombres de estas plazas estuvieron en la batalla donde se hizo Venezuela”.

Hoy, septiembre de 2014, esa plaza que exponía el busto en bronce del general Rafael Urdaneta para honrarle y mantener la memoria de la independencia se nos presenta con otro nombre: plaza de la Revolución. Y nos mostrará en breve otra esfinge: la del comandante eterno.

En 2002, tiempos de marchas y protestas por la dictadura que se veía venir, uno de los locos del pueblo que estaba con el “Poseso” concluyó que el busto de la plaza Urdaneta era de un escuálido y había que ajusticiarlo, continúa en su relato antes mencionado, López Sandoval. “Y en lo más profundo de mi cofia guardo este recuerdo, fui testigo, vi a un desquiciado con la razón de un revolucionario, descabezar con un largo objeto contundente la estatua del general Rafael Urdaneta, la misma estatua que hizo Leonel de Jesús Muñoz Bracho, escultor descendiente del estado Zulia, quien inducido por Miguel Rivero, también artista plástico zuliano, quien durante una visita a Calabozo le comentaron que en esta ciudad existía una plaza Urdaneta que no tenía un busto. Esta inquietud la llevó al Zulia el artista, y los zulianos obsequiaron a este llano el busto que en 2002 fue decapitado por el orate revolucionario. Este grupo de zulianos murieron casi todos en un trágico accidente el 23 de julio de 1995, cuando viajaban para los actos protocolares del establecimiento del busto, hecho ocurrido en el trecho llamado Las Maravillas, el artista zuliano Leonel de Jesús Muñoz Bracho fue uno de los dos sobrevivientes, perdió una pierna y estrechó su amistad con esta tierra por las atenciones que le brindamos ante el accidente”.

Luego de la destrucción del busto en homenaje al último presidente de la Gran Colombia, el maracucho Rafael Urdaneta, amigo fiel de Bolívar y héroe de la Independencia, los calaboceños solicitaron al maestro Martín Funes la elaboración de un nuevo busto. Urdaneta se erguía en su plaza otra vez.

“Pero un mal día de este 2014, en el entrar de una noche oscura, nóminos maleantes, innombrables y presuntos revolucionarios siguiendo instrucciones secuestraron a Rafael Urdaneta... No sabemos el destino de la imagen del prócer, posiblemente sigan el conocido modus operandi con el cual ya se presentaron y le corten la cabeza... Han colocado en el puesto de Urdaneta una estatua a pie, oculta bajo un trapo cómplice, que rumoran que es la de un oficial patriota que complació en su ejercicio a los intereses de un imperio insular, que la más destacada actuación fue que en una escaramuza se escondió cobarde en un reducto llamado Cuartel de La Montaña”.

Así son las cosas en revolución...nos cambian los símbolos, los nombres, el idioma, las oraciones y la historia. ¿Los dejaremos?


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