ELIDES J. ROJAS L. | EL UNIVERSAL
Evo Morales acaba de ganar una segunda reelección en Bolivia. Si termina su mandato, como debe ser, igualará los 14 años en el coroto que completó el fallecido Hugo Chávez, quien se había ganado el derecho a permanecer al menos 20 años en la silla luego de triunfar en las elecciones del 2012; pero, como todo el mundo sabe, el destino tenía otro mandato. Hay un paralelismo en todo esto.
Chávez hizo causa común con Cuba para formar un eje de apoyo a la revolución bolivariana y, por tanto, a la cubana también. Diseñaron todo un esquema de relaciones exteriores que avanzó en forma de organismos internacionales tipo ALBA, Unasur, o Petrocaribe. A fin de cuentas es el mismo Foro de Sao Paulo pero disfrazado bajo las figuras de la tradición democrática global. Además de estos gremios de izquierda están los países alineados frontal e interesadamente con la chequera bolivariana, entre los que destacan Cuba, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y el chiripero del Caribe. Todos esos países, salvo la eterna arruinada Cuba y la quebrada Argentina, gozan de buena salud económica. Es más, muy buena salud económica dadas las circunstancias generales del mundo. Pero, el alimentador de todos estos estómagos revolucionarios, Venezuela, está en otra situación. Es verdad que está cumpliendo sus compromisos de deuda. Ya pagó casi 1.600 millones de dólares y en lo que resta de mes debe pagar otros 3.000 millones más o menos. Pero, como pueden dejar constancia los venezolanos en general, el gobierno decidió pagar a los prestamistas internacionales y dejar en la cuneta a todo el sector privado nacional. A todo lo demás.
No se trata de especular. Basta contar lo que está pasando. Mire lo que ocurre en Bolivia con Evo, según una nota de prensa: "Evo Morales deberá permanecer hasta 2020 en el Palacio Quemado de La Paz para haber gobernado 14 años ininterrumpidos Bolivia, ahora con el reto de que su proyecto deje de ser polarizante y que la economía mantenga el crecimiento que le ayudó a su reelección, advierten expertos. Un cóctel de buen desempeño económico, una política fiscal organizada, amplios programas sociales, una oposición más dividida y un avance del gobierno sobre las instituciones públicas explican la victoria de Morales este domingo".
Lo mismo ocurre en Nicaragua donde el sector privado y los revolucionarios de Ortega se llevan de maravilla. La misma cosa en Ecuador donde la dolarización de la economía anda de la mano con el discurso contra Estados Unidos de Correa. Argentina va dando tumbos y Cuba no tiene remedio hasta que se produzca el anunciado cambio radical de su fórmula mata países. Y, en Venezuela, ni hablar de ruina. No hay producción nacional y se depende totalmente de las importaciones. No hay dólares suficientes para cubrir las necesidades ni para pagar compromisos con las empresas nacionales e internacionales. La inflación acaba con las lochas de los trabajadores y la escasez tiene a la gente haciendo cola hasta para comprar el jabón para lavar. Y eso cuando aparece.
Esa es la realidad de la revolución bolivariana. Hay países que van volando, pero están fuera del eje ruinoso. Colombia o Chile son abanderados y están llenos de venezolanos que huyeron buscando mejores destinos, incluso chavistas arrepentidos dejaron de jugar al socialismo pirata y se fueron a hacer plata como corresponde en países serios y de mejor funcionamiento.
¿Quién hubiese pensado hace algunos años que se viviría mejor en Bolivia o Ecuador que en Venezuela? Es que esta revolución ha hecho milagros. Grandes milagros. Llevó a Venezuela hasta el quinto mundo.
erojas@eluniversal.com / Twitter: @ejrl
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