Alejandro Tagliavini / El Nacional
Hay quienes no saben que la vida es paz y cooperación voluntaria, creen que es un permanente conflicto entre intereses egoístas. Sucede que ellos suelen ser egoístas y se reflejan. Esta idea conflictiva de la vida que no les permite vivir en paz, termina en el armamentismo: no queda otra solución que imponerse coactivamente y así proponen la existencia de “una autoridad coactiva” que posea el monopolio de la violencia para “imponer el orden”. En la medida en que exista una “autoridad” que ejerza coacción, siempre destruirá con sus “leyes”, “regulaciones” y demás medidas impuestas policial o militarmente.
En 1850, 65% de la población de Estados Unidos cultivaba la tierra. Crecía la industrialización y el éxodo de los obreros hacia la ciudad, y decían que caería la producción de alimentos y habría una hambruna. Hoy con el desarrollo tecnológico 3% trabaja la tierra pero creció el consumo y la exportación. Dijeron que, cuando el carbón se acabara, la civilización occidental desaparecía.
Pero vino el petróleo. Luego argumentaron que las reservas de crudo eran insuficientes y hoy, gracias al avance tecnológico, sobran y han logrado bajar su precio. En los gobiernos autoritarios “existe” una sola mente con un solo pensamiento: su ego. Los conflictivos profetizan “guerras por el agua” mientras surgen más técnicas para potabilizar el mar.
El militarizado Gobierno venezolano -que impone todo tipo de “leyes”- ha destruido un país con las mayores reservas mundiales de petróleo al punto que ahora importa crudo liviano.
96% de los ingresos venezolanos provienen del petróleo porque el Gobierno coactivamente impide otras actividades. El chavismo acusa a Estados Unidos. de “inundar el mercado” tanto que el precio del barril venezolano bajó hasta US$ 77,65: sería la “guerra económica” contra la revolución. Deberían comprender que la violencia siempre destruye por muy buenas que sean las intenciones.
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