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viernes, 26 de junio de 2015

No es hiperinflación, sino hipermafia. Por Ángel García Banchs


Ángel García Banchs / Runrún.es

En Venezuela no hay hiperinflación; lo que hay, debe llamarse en tal caso hipermafia. Fundamental es distinguirlo para aclarar que no es sostenible; y para saber qué viene: el fin del régimen de privilegios, también conocido como el régimen de control cambiario, que regala la totalidad de los dólares del Estado a 6,3Bs/$ entre muy pocos afectos, mientras condena al resto de la población venezolana a pagar hasta 75 veces ese precio. Ese régimen está que estalla, por lo que el país necesariamente tendrá que transitar hacia una unificación cambiaria entorno a una tasa mucho menor a la del actual dólar negro, tasa ésta que aunque siga subiendo mientras exista resulta ya insosteniblemente alta.

El corolario es obvio y claro: comprar dólares en el mercado paralelo para quedárselos, probará ser mal negocio cuando el control de cambio reviente y se unifique el cambio (mientras ello no haya ocurrido la gente creerá a diario estar haciendo un buen negocio); y las empresas hoy al borde de la quiebra, si resisten, habrán de recapitalizarse. Pronto, Venezuela será un país sin privilegios en el mercado de bienes y el mercado de cambio: todos compraremos dólares y mercancías al mismo precio, y ya nadie expoliará a nadie. En fin, se impondrá la economía por sobre la política. De hecho, ya está ocurriendo. Habíamos dicho que en abril llegaría la crisis de inventarios y que entonces algo pasaría (dijimos que los inventarios no podrían bajar por debajo de cero, así que algo ocurriría). Y, en efecto, bastó tan solo 1 mes y medio para que a mediados del mes de mayo el control de precios estallase de facto. Ahora solo falta que en los próximos meses estalle el control de cambio.

La hiperinflación implica tasas de inflación de 50% mensual por 12 meses o más, o del 100% anual por 3 años (Philip Cagan). Así que, ya por definición no hay hiperinflación. La hiperinflación igualmente implica un déficit del sector público desbordado, y la impresión de dinero para financiar dicho déficit, pero, no para hacer multimillonaria a una élite o un grupo de mafia, sino por otros motivos (el déficit público en Venezuela, ante todo, se debe a lo siguiente: a que Pdvsa, el Estado, regala a 6,3 bolívares cada dólar; así que, cuando no se regale más el dólar, no habrá ya déficit, ni impresión de dinero).

Igualmente, la hiperinflación supone una caída de la demanda real de dinero; pero, nuevamente, dicha caída se asume que sería fundamentalmente por razones especulativas, no razones de mafia o arbitraje permanente (obviamente, la demanda de bolívares debe, necesariamente, desplomarse si para comprar dólares ya ni siquiera se requieren bolívares – de hecho, de llegar el dólar negro a 630Bs/$ los mafiosos con 1 céntimo de dólar podrán comprar 1 dólar completo; así que, cuando deje de existir el mercado negro, inmediatamente, se recuperará la demanda de bolívares).

Finalmente, hiperinflación de precios implica, necesariamente, hiperinflación de salarios. Y eso es precisamente lo que en Venezuela no ha ocurrido. De hecho, el salario mínimo, expresado a dólar negro, ha colapsado más de un 90% de aproximadamente 170$ a septiembre de 2012 a unos 14$ en la actualidad. Obviamente, el dólar del mercado negro, es insostenible, al igual que el dólar de mafia a 6,3Bs/$.

Llamemos entonces las cosas por su nombre, pues ello es relevante para saber qué viene: en Venezuela no hay, ni habrá, hiperinflación; lo que hay hoy día, y se acabará pronto, debemos llamar en tal caso hipermafia.

@garciabanchs


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