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sábado, 27 de junio de 2015

PSUV ¿primarias para qué?. Por Alexis Alzuru


Alexis Alzuru / El Nacional

Ningún beneficio tiene para el PSUV que Maduro permanezca en la jefatura del Estado. Su gobierno mantiene tales indicadores de rechazo que se encuentra inhabilitado para defender los intereses de ese partido; para no hablar de su incapacidad para proteger los bienes de la república. De allí que su continuidad se haya convertido en un problema para los pesuvistas igual que lo es para los venezolanos. Por supuesto, siempre existe la posibilidad de que el presidente esté desarrollando un peligroso juego personal. Pues sus decisiones sugieren que para fortalecer su posición de negociación estaría debilitando a su partido y permitiendo que el caos y la anarquía se apoderen de la nación. En la debilidad de todos radicaría su fortaleza. A lo mejor piensa que a cambio de detener la ruina de Venezuela, la sociedad aceptará pagarle algún un precio por su retiro pacífico y constitucional. En cualquier caso, es lógico que en la antesala de sus primarias los chavistas se pregunten por el sentido que tiene que Maduro siga en la presidencia cuando ni siquiera ellos desean tenerlo en el partido.

Ahora bien, la gente del PSUV sabe que la renuncia o el revocatorio de Maduro le despejan el camino a Diosdado Cabello; lo cual los coloca frente a otra tarea. Están obligados a limitar el avance de Diosdado Cabello y su grupo de militares al tiempo que deben lidiar con el desfondamiento del gobierno.

No se requiere practicar la quiromancia para anticipar que se avecinan cambios en la estructura del poder del país. El sentido común indica que las condiciones socioeconómicas en las que el pueblo se encuentra son las que determinan la inviabilidad del gobierno de Maduro. En esta oportunidad, la presión la ejerce la realidad que el presidente ha construido con sus propias acciones y decisiones.Que los hechos coloquen el punto final al gobierno no debería sorprender a los directivos rojos, dado que fue el mismo Marx quien sugirió que las condiciones materiales son el límite de la política.

Diosdado Cabello que siempre despreció a Marx, más por ignorancia que por desacuerdo argumentativo, comprendió que su aliado circunstancial tiene los días contados en la presidencia; lo cual explica por qué salió de gira por varios países. Tal vez, Diosdado quería reunirse con los funcionarios gringos que lo están investigando para explicarles lo que, según calcula, sucederá en el país en los meses por venir. Quizás consideró oportuno decirles que se ingresó en transición. Que si bien las parlamentarias se realizarán en la fecha fijada por el CNE, la ruta constitucional le permitirá subir a la vicepresidencia y, luego, con el apoyo de sus amigos de la promoción de la Academia Militar, podrá ponerle la mano a la presidencia de la República hasta el final del período.

Pareciera que la transición del gobierno está negociándose entre unos pocos. La militancia chavista estaría llamada a hacerse sentir en ese proceso. A exigir el lugar que les corresponde como venezolanos y protagonistas de uno de los partidos más importantes del país. Si algún derecho tienen esos electores es la libertad para entenderse con sus adversarios cuando se sienten utilizados por sus jefes. El pueblo chavista deberá aproximarse al opositor para reservarse un lugar en primera fila en las conversaciones que se aproximan. La transición de Venezuela no debería definirla únicamente Diosdado Cabello con una élite de inescrupulosos militares y Raúl Castro.

A lo mejor, para detener a Diosdado Cabello la fórmula más eficaz que tienen los chavistas es abstenerse en las primarias. Para él y los jefes de ese partido las urnas vacías serían un verdadero capazo; un llamado a botón. Sobre todo, los electores del PSUV dejarían muy claro que sus intenciones son convertir el Parlamento en un foro popular para restructurar a fondo el poder en Venezuela. Ellos como cualquier ciudadano no quieren que la Asamblea siga como cueva de corruptos. Por cierto, ¿para votar en las primarias del PSUV qué incentivos tendría el elector chavista que no consigue medicinas ni atención médica en los CDI, pero por los medios se entera de que Héctor Rodríguez para hospitalizar a su esposa contrató 14 habitaciones en una clínica “burguesa” del este de Caracas? De Rodríguez los socialistas apenas recuerdan que era un dirigente de cuarta o, cuando mucho, de tercera categoría; recuerdan que por error llegó a ministro y, además, que su fama siempre fue de estudiante mediocre. Que según se comenta en los pasillos de la UCV, logró titularse por la compasión de algunos de sus amigos docentes que hablaban de lástima al momento de aprobarlo.

@aaalzuru


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