ALEJANDRO A. TAGLIAVINI | EL UNIVERSAL
Al cierre del Sínodo Extraordinario de la Familia, el Papa afirmó que "Esta es la Iglesia que no tiene miedo de comer y beber con las prostitutas y los publicanos... que no se avergüenza del hermano caído... se siente implicada y casi obligada a levantarlo y animarlo a retomar el camino...". ¿Es realista o son solo frases bonitas que se esperan de un sacerdote? Como no soy sacerdote ni poeta, no me dedico a repetir frases que no tengan utilidad práctica ya que lo mío es el estudio del ser humano y su sociedad.
Castigar a una persona es propio de la soberbia humana. ¿Quién es "juez" para decidir qué estuvo mal y por qué? De hecho, la enorme mayoría de los "delitos" son inventados por los gobiernos. Por caso, como cuando con soberbia imponen aduanas -para "defender la industria nacional" y solo defienden a un grupo acomodado de industriales- crean al delito de "contrabando". Y, así, inventan evasores al forzar el cobro de impuestos, narcos al imponer la "guerra contra las drogas", etc., etc., y todos los delitos inducidos como quienes roban para poder drogarse.
Dice santo Tomás (S.Th., I-II, q. 6, a. 5) que: "La violencia se opone directamente a lo voluntario como también a lo natural... (porque)... lo violento emana de principio extrínseco". Y su mejor comentarista, Etienne Gilson (El tomismo, segunda parte, capítulo VIII) asegura que para el Aquinate "Lo natural y lo violento se excluyen, pues, recíprocamente". Y aclara Aristóteles (La Gran Moral, I, XIII) que "Y así, siempre que fuera de los seres existe una causa que los obliga a ejecutar lo que contraría su naturaleza o su voluntad, se dice que hacen por fuerza lo que hacen... hay violencia siempre que la causa que obliga a los seres a hacer lo que hacen es exterior a ellos".
Crease o no -no es solo una frase bonita- el día en que comprendamos que la violencia solo sirve para destruir y nunca para ordenar o defender, desde que impide el desarrollo espontáneo de la naturaleza, no solo desaparecerán las guerras y los conflictos violentos, sino el hambre y la miseria. Empezando por cada uno de nosotros que, a no dudarlo, esto no solo no nos dejará indefensos, sino todo lo contrario, por cuanto los métodos eficientes ("omnipotentes") de defensa son los pacíficos.
Dice la Teología -y tampoco esta es solo una frase bonita- que la omnipotencia de Dios se basa, precisamente, en su infinita misericordia: no es violento y, por tanto, nada destruye y arrima al culpable tan íntimamente que consigue convertirlo de inmediato, logrando así cualquier meta que se propone. Así, es lógico que Francisco haya dispuesto que, durante el Jubileo extraordinario de la Misericordia, los sacerdotes puedan absolver a quienes confiesen haber participado en un aborto -uno de los "pecados reservados a la sede apostólica"- aun con lo horrendo que es, ya que impide a un indefenso su desarrollo natural como vida humana.
El corolario es que héroes no son generales homicidas en nombre de guerras "santas", "libertadoras", etc., sino personas como Ali, de 18 años, que entrevistado por la BBC cuenta que ha empujado la silla de ruedas de su abuela desde Afganistán para conseguir un futuro mejor en Europa. Empujando contra los políticos que armaron guerras, caos y destrucción en su país y que cierran las fronteras europeas perjudicando a todos como con las colas de hasta 25 kilómetros en la frontera austríaca con Hungría.
Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
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