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martes, 22 de septiembre de 2015

Parlamentarias para qué... Por Orlando Viera


ORLANDO VIERA-BLANCO | EL UNIVERSAL

Comienzo por decir que soy un firme defensor del voto institucional. Pero del voto limpio, imparcial, transparente y ¡que se cuente! La clase política le vende al país que las elecciones son la panacea. Ofrecen que con la "victoria" legislarán, reformarán el Estado, liberarán a los presos políticos o cambiarán las autoridades del TSJ, CNE, MP, etc. Queda claro. Tales expectativas, están infladas.

Venezuela padece de sensibles debilidades institucionales. Una de los principales es precisamente la variable electoral. La oposición lo sabe a profundidad y así lo ha denunciado nacional e internacionalmente. Algunos de los vicios son la inconsistencia del REP, el voto asistido, el uso indiscriminado de recursos del Estado en propaganda oficial y la modificación de circuitos electorales. Y en este punto nos queremos detener. El denominado gerrymandaring o distribución del electorado, pasa por evaluar que en los estados llaneros se eligen 35 diputados donde el Chavismo ancla. Son Barinas: 6, Portuguesa: 6, Delta Amacuro: 3, Guárico: 5, Cojedes: 4, Yaracuy: 5, Trujillo: 6. En otras zonas urbanas como Aragua (8), Distrito Capital (10), Carabobo (10), Lara (6) y Falcón (6), la maquinaria oficial aun tienen control y movilización. En total, 75 diputados, donde el Chavismo puede repetir 28 en los llanos y 22 en el eje centro-occidental. Vale agregar que los Estados fronterizos (Zulia/15, Apure/5 y Táchira/7), suman 29 diputados y un millón y medio de electores. En este escenario el Chavismo podría ir al 6D, con una preferencia base de 50 diputados. Si agregamos el estado de excepción, y posible diezmo por inmovilización, más la cuota residual que podrían obtener en el resto del país, una bancada roja podría frenar una mayoría calificada de 110 Diputados (2/3 del capitolio) o 99 Diputados (3/5) de la oposición. La mayoría simple si sería lo plausible: 90-85, Diputados/oposición Vs. 75-80, oficialismo.

Actualmente la AN la componen 165 diputados. 100 del Bloque oficial y 65 opositor. El PSUV lidera la bancada oficial, 96/100) y AD 33/65. Para tomar decisiones de mayoría simple, se necesitan 83 Diputados. Esta mayoría decide la selección definitiva de los Magistrados del TSJ (Art.264); autoriza el enjuiciamiento del PDR por parte del TSJ (Art.266); remueve integrantes del Poder Ciudadano, previo pronunciamiento del TSJ (Art.279); aprueba Decreto de estado de excepción (Art.339), enmienda a la CN (Art.341); reforma de la CN (Art.343) o decide la incapacidad física o mental del PDR, certificada por junta médica designada por el TSJ (Art.233). Declara el abandono del cargo (Art.233), prórroga por 90 días por falta temporal (Art.234), o si supera 90 días consecutivos, considera la falta absoluta (Art.234).

Con 2/3 de la AN o mayoría calificada de 110 diputados, pueden admitir todo proyecto de Ley Orgánica (Art. 203); remover a los Magistrados del TSJ (Art.265); escoger los titulares de los órganos del Poder Ciudadano (Art. 279); convocar a una AN Constituyente (Art. 348); decidir destitución mediante voto de censura del VP o Ministros (Art.187)...Y mediante mayoría calificada de tres quintas (3/5) partes de los Diputados (99 Diputados), la AN puede sancionar las Leyes Habilitantes (Art.203); aprobar la moción de censura y remoción al VP y Ministros (Arts.240/246); designar o remover integrantes del CNE previo pronunciamiento del TSJ (Art.296).

Aun teniendo la oposición el 70% de los votos, ello no significa que obtendrán el 70% de las curules. Una mayoría simple podría producir decisiones políticas relevantes cómo una Ley de Amnistía vía referéndum, calificar la capacidad del PDR para ejercer el cargo, censurar Ministros o promover enmiendas. Pero no promover una Constituyente, remover Ministros, Magistrados del TSJ o del CNE. Para ello se necesita la mayoría calificada (que ninguna de las bancadas obtendrá a nuestro juicio). Con una misma estructura de poder (TSJ, CNE, MP y PDR), una nueva AN sin mayoría calificada, tendría dificultades para legislar, controlar y postular. A partir de esta realidad la dirigencia de oposición ha creado una expectativa muy elevada sobre las parlamentarias del 6D. Igual iremos a votar. Pero hagámoslo bajo esquemas serios que convoquen un esfuerzo ciudadano superior y sobre todo, posterior. De lo contrario volverá la frustración, y una victoria se convertirá en derrota, por triunfalismo exacerbado. El tema es no reducir en un evento y una clase política, toda la responsabilidad y todo el futuro. Es convocar con la verdad. Traicionarla -como espetó el escritor hispano, Rafael Sánchez, al líder de Podemos Pablo Iglesias, cuando confesó desenfadadamente "yo soy comunista" -es desconocer el pasado. Para serlo [comunista] el columnista le recordó entre otras verdades, cómo ellos en nombre de la república "quemaron 1.612 iglesias, destruyeron otras 4.656 y asesinaron 20.000 religiosos por toda España a hachazos, cabeza corta y otras atrocidades delante de madres, hijas o hermanos.

El 6D no termina la historia. Recién continúa la lucha. Y espero que no sea sentados a la víspera de una próxima elección.

vierablanco@gmail.com
@ovierablanco


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