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domingo, 15 de noviembre de 2015

¡Ni ganan holgado... ni pierden por paliza!. Por Félix Cordero


El triunfo opositor u oficial tendrá que ver con el efecto que tengan independientes y abstención

FÉLIX CORDERO PERAZA | EL UNIVERSAL

Ante el impacto de mi artículo del domingo pasado y la cercanía al 6D, retomo el tema. Hablaremos de variables que transversan la decisión del voto y de los escenarios que veo. Cuatro fuerzas compiten en las elecciones del 6D. Gobierno, oposición, independientes y abstención. El triunfo opositor u oficial tendrá que ver con el efecto que tengan independientes y abstención en los resultados finales. Pero en principio, ambos perjudican más a la oposición. ¿Por qué? Porque independientes y abstención salen mayoritariamente del campo opositor clases A-B y C. Como se sabe, estatus socioeconómicos donde la oposición tiene más votos. La relación allí es más o menos 70% opositor y 30% gubernamental. Pero solo representan el 30% del registro electoral. El 70% está en las clases D y E, que constituye el 70% de los electores. Donde predomina el votante oficial. Constituida la Asamblea, independientes, después de quitar votos a la MUD, serán bancada opositora.

La abstención es un patrón de conducta electoral. Un fenómeno sociológico y político influyente. En las últimas elecciones a presidente se ha reducido, en comparación a los postreros de la "cuarta república". La abstención en la última parlamentaria 2010 fue del 46%. La experiencia universal indica que en las sociedades polarizadas la abstención aumenta. En las elecciones (presidenciales, referéndum, regionales y parlamentarias) desde el 2006 hasta fecha, bordeó el 34%. Para el 6D la tendencia que observamos es que se mantendrá entre el 30% y el 40%. En su composición se encuentra la estructural, que son aquellas personas que no votan nunca. Los indiferentes a los problemas del país. Los que piensan que va a pasar algo (muertes y heridos) y por miedo no se arriesgan (clima promovido por oposición). Algunos prefieren ese día para diligencias personales o festivo.

Hacia el exterminio del contrario

La endiablada polarización, ya con más de 17 años de vigencia, da signos claros de agotamiento y desesperanza entre los electores. Si no veamos estas cifras, más del 90% de los venezolanos exigen diálogo, entre las partes, quieren paz, y consideran que no la tienen por la conducta gubernamental y opositora de corte radical. Respaldan la convivencia. Ven como perspectiva de progreso, sosiego social y mejora económica, un proceso de acuerdos y conversaciones. Consideran que eso pudiera llevar a comportamientos consensuados que mejoraría la económica, aumentaría la producción y contribuirían a desmontar el fanatismo, la ideología intransigente y el odio entre venezolanos. ¿Ven esto los actores políticos? Pareciera que no... la polarización es el objeto y sujeto de su estrategia.

Mientras, una gigantesca masa de electores milita en los grupos oficiales y opositores. Cargadas de cuentas por cobrar de corte racista... codiciosa y prepotente. Inducida por el liderazgo chavista y opositor. Esa inmensa población milita en el GPP o en la MUD. O están rezagadas en sus campos naturales de influencia. En gruesas capas de ellos se incuban la intransigencia y la intolerancia. Ha sido tan ensañada la polarización política que ellos supeditan su propia suerte a la inexistencia del otro. Por eso, actúan y vociferan en términos de exterminio. ¡O ellos o nosotros! El maniqueísmo elevado a la "N" potencia. El mapa de ruta de ambos. ¡La polarización es la estrategia! Plantean la lucha entre el bien y el mal.

Guerra civil o fuerza semejante

Esta situación como lo enseña la historia de muchos países del mundo es superable después de una guerra fratricida interna. ¡Entonces, se dan cuenta de las consecuencias devastadoras de una guerra entre hermanos! Y el luto cubra a las familias. La otra opción para percatarse de la catástrofe será cuando la realidad política les demuestra que las fuerzas son tan parejas que castra la acción de uno y otro. Por ejemplo, si el resultado de elegir los parlamentarios el 6D arrojan por un lado 84 diputados y del otro 83; o algo parecido. Recuérdese que la diferencia cuantitativa ha venido reduciéndose paulatinamente. Un resultado tan reñido generaría violencia el mismísimo 6D. Pudiera trancarse el juego. Y se verían obligados a convenir algunos importantes asuntos públicos para evitar paralizar al Estado y al gobierno. En mi opinión, ya lo dije el domingo pasado ¡El 6D, nadie gana sobrado... ni pierde por paliza! Entonces, que Dios nos coja confesados.

fcordero@eluniversal.com

efecepe2010@gmail.com

@efecepe2010


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