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jueves, 2 de junio de 2016

Maduro y la carta. Por César Miguel Rondón


César Miguel Rondón / El Nacional

La noticia del día es, evidentemente, la invocación de la Carta Democrática Interamericana por parte del secretario general de la OEA. La razón que alega Luis Almagro es que en Venezuela “se alteró el orden constitucional”. El Nacional destaca hoy en su primera página algunos de los enunciados de la Carta:

- “El gobierno ha cerrado los canales de dialogo naturales de una democracia”.

- “No hay una clara separación e independencia de los poderes públicos”.

- “Llamar a revocatorio no es ser golpista, ser golpista es anular esa posibilidad”.

- “En casos de polarización política, la solución de la crisis debe volver al pueblo”.

- “Solicitamos la liberación inmediata de todas las personas detenidas por razones políticas”.

Esta invocación floraba en el ambiente desde hacía ya un buen tiempo, y Almagro decidió que ya llegó el momento. Es un hito histórico porque es la primera vez que un secretario general la invoca.

La reacción de Nicolás Maduro, rápida y sin reflexión alguna, ha sido de tal iracundia y procacidad, que si alguien dudaba en por qué aplicar esta Carta, ya con esa actitud de ayer tiene la respuesta palpable de la clase de individuo que está gobernando el país. Maduro, cubierto con un inmenso sombrero de cogollo, que ridiculizaba su apariencia, gritó como si estuviera en un botiquín de mala muerte: “¡Señor Almagro métase su carta por donde le quepa!”. Por ese individuo, que está al frente del gobierno de Venezuela es que se ha invocado la Carta Democrática.

Hay que destacar que, además del desplante soez, Maduro ha llamado a la “rebelión”. Le cita El Correo del Orinoco: “Venezuela irá a la calle. A la rebelión”. Aunque todavía no se entiende bien en qué consiste tal llamado, que quizá no sea más que un toque de delirio en el desespero. Pero –tal como le cita El Nacional– Maduro no solo pretende llenar las calles de Venezuela sino las de toda la América Latina, sin darse cuenta de que ya el continente le dio la espalda al enloquecido proyecto del chavismo.

¿Qué va a ocurrir ahora? La situación raya en lo bizarro, en lo absurdo. Maduro ha dicho que va a demandar a la Asamblea Nacional, a su directiva. La demandará, suponemos, en el Tribunal Supremo de Justicia. Y este, sin mayor dilación, asumimos que procederá contra la Asamblea. ¿Qué pasa entonces? ¿El Tribunal Supremo la disuelve? De ser ese el caso, estamos ante un nuevo fujimorazo. Razón de sobra, por lo tanto, para invocar la Carta Democrática.

Por lo pronto hay que considerar lo siguiente. Se entiende por qué Maduro fue a estos viajes de última hora por el Caribe, repartiendo dinero como si lo tuviera a manos llenas. Evidentemente, procuraba garantizarse los votos de todas esas islas. Pero si Almagro, que estaba barajando la posibilidad de la Carta desde hacía tiempo, decidió que ahora es el momento es porque, en su cuenta personal, la sumatoria de votos le da. Como sea, ya poco queda, ante nuestro continente y el mundo, de la careta que disfrazaba a Maduro como demócrata. Su dictadura ha quedado al desnudo.


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