El pasado 9 de septiembre el Ministro de Comercio Exterior, Jesús Faría, expresó lleno de entusiasmo al semanario Quinto Día:
“Si tú veías DolarToday hace cuatro meses y lo ves ahora, prácticamente se ha estancado. Ése es un logro de nuestra política. Hemos derrotado a DolarToday”.
DolarToday es una página web que diariamente difunde el tipo de cambio que la mayoría de las empresas y quienes compran y venden dólares al margen del mercado oficial utilizan como referencia. Por tanto, se trata de un indicador que incide en el precio de una amplia gama de productos.
Ciertamente, tal y como afirma el ministro Faría, el DolarToday se ha estabilizado e incluso muestra una tendencia a la baja. Pero no parece responder a las medidas del gobierno sino a una curiosa modificación metodológica.
Hasta el 23 de junio de este año DolarToday publicitó como su principal marcador al dólar Cúcuta, que básicamente refleja el tipo de cambio que tendría que pagar alguien si va a esta ciudad fronteriza con bolívares, los cambia a pesos colombianos y luego adquiere dólares a través de una transferencia. Sin embargo, a partir del 24 de junio, el dólar Cúcuta perdió relevancia y la página comenzó a publicitar como principal indicador una cotización del dólar relacionada con la ciudad de Caracas y con Instagram.
Dice DolarToday:
“El ‘DolarToday’ corresponde a las operaciones privadas realizadas en Venezuela (Caracas principalmente) […] Los datos correspondientes a operaciones privadas en la ciudad de Caracas los obtenemos promediando la información que los mismos usuarios publican en la sección de comentarios de Instagram”
El “Dólar Instagram” ha mostrado una gran estabilidad: entre el 24 de junio, su fecha de nacimiento, y el 21 de septiembre, no ha aumentado. E incluso muestra una tendencia a la baja (existe una ley que prohíbe difundir la cotización).
Una lectura rápida de los comentarios que sirvieron de base para el cálculo del Dólar Instagram del 21 de septiembre revela que se trata de personas que intentan comprar pequeñas cantidades o montos no específicos a través de transferencia bancaria o efectivo. También aparecen ofertas por alguna Gift Card, por oro y por una amplia gama de productos como perfumes o un módem.
La opacidad
Ronald Balza, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello y alguien que ha analizado a fondo la falta de transparencia en los tipos de cambio que guían al mercado paralelo, afirma que la nueva metodología de DolarToday incrementa la zona gris:
“Tanto el Dólar Cúcuta como el Instagram son igual de distorsionados y poco transparentes. No se trata de un precio que surja de un mercado. En el caso del Dólar Cúcuta, se trata de un indicador donde lo que prevalece es la relación del peso colombiano con el dólar y la demanda de bolívares en la frontera que, como sabemos, responde a factores como la compra de combustibles en Venezuela. Ahora, en el caso de este indicador con operaciones que usuarios registran en Instagram, evidentemente estamos ante algo muy manipulable”
Agrega Ronald Balza:
“Ante este indicador que es utilizado como referencia habría que preguntarse: ¿ellos deciden qué publican en Instagram y qué no? ¿Por qué hasta el 24 de junio el Dólar Cúcuta era el más apropiado y ahora no lo es? ¿Cuántas operaciones registradas en Instagram se utilizan para formar ese precio? ¿Cómo se participa en esas operaciones privadas? Nada de esto lo sabemos. En fin, es un precio altamente manipulable y lo insólito es que se haya convertido en una referencia que incluso se menciona cuando se habla de levantar el control de cambio”
Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, también considera que el nuevo indicador de DolarToday es peor que el Dólar Cúcuta y muy poco representativo del mercado paralelo:
“Cuando el mercado paralelo se hacía a través de bonos, antes de 2012 que es cuando todo se vuelve mucho más opaco, nuestras investigaciones señalaban que el segmento de personas naturales no superaba 20% de las operaciones. El grueso eran comerciantes y empresas que buscaban cobertura. Este sistema de Instagram deja por fuera a quienes mueven el mercado y, además, es mucho más distorsionado que el Dólar Cúcuta que, como sabemos, surge de operaciones de frontera y hasta hace poco se tomaba como un marcador para todas las transacciones. Hay una gran posibilidad de manipulación”
La economista Anabella Abadi, directora de la firma ODH, considera que DolarToday hizo un cambio de metodología que genera enormes dudas.
“De un tipo de cambio de frontera como el Dólar Cúcuta, que ya era muy poco transparente, se pasa a una metodología basada en comentarios que algunos publican en una red social, algo sumamente opaco. No pareciera haber una razón válida desde el punto de vista metodológico”
Aunque destacándolo menos que antes, DolarToday aún registra el “Dólar Cúcuta” que, de acuerdo con la página web, se calcula de la siguiente manera:
“El dólar Cúcuta se basa en el cambio fronterizo que se realiza en la ciudad de Cúcuta para operaciones vía transferencia. El cambio fronterizo en Cúcuta se obtiene directamente de las casas de cambio en esta ciudad. La cotización del peso con respecto al dólar en casas de cambio puede ser corroborada independientemente con tan solo hacer una llamada telefónica a cualquier casa de cambio en Cúcuta, DolarToday solo informa este valor”
Ronald Balza realizó una medición alternativa que demuestra cómo puede variar este tipo de cambio dependiendo de los datos que se empleen para calcularlo. Utilizando la cotización del bolívar respecto al peso colombiano que otra página (Dólar Web) registra a diario y la tasa de referencia que difunde el Banco de la República de Colombia para la cotización del peso respecto al dólar, surge un tipo de cambio que al cierre del 6 de septiembre de este año tenía un precio 3,6 % superior al del Dólar Cúcuta y 18,5 % más caro que el Dólar Instagram.
Demanda y acuerdo
Durante mucho tiempo el gobierno venezolano ha señalado a DolarToday como una muestra de lo que denomina “la guerra económica”, porque el tipo de cambio que difunde es muy superior al oficial e impacta en el precio de una amplia gama de productos. El año pasado decidió actuar en el terreno legal y el Banco Central de Venezuela demandó a la directiva de la página web en Estados Unidos. El comunicado publicado por el Banco Central para informar este paso indicó:
“El Banco Central de Venezuela informa a la comunidad financiera internacional y al público en general, que en fecha 21 de octubre de 2015, interpuso una demanda ante la Corte Distrital de los Estados Unidos de América para el Distrito de Delaware contra DolarToday, LLC, y su directiva, en virtud de las acciones que dirigen para manipular, sobre la base de información falsa y no oficial, el tipo de cambio del Bolívar respecto a otras monedas”
Y agregan que:
“tal actuación ha transferido sus efectos a la economía real, por cuanto al distorsionar el precio de las divisas frente al Bolívar, se incide directamente en los niveles de inflación y por ende atenta contra el poder adquisitivo del pueblo venezolano”
La acusación, como precisó aquí en Prodavinci Daniel Paravisini en su artículo Revolution Translator: sobre la demanda del BCV contra DolarToday, también asegura que la página web “crea la falsa impresión de que el Banco Central y la República son incapaces de manejar la economía del país”. Pero el Banco Central de Venezuela no perseveró en el camino legal. El 8 de agosto de este año la Corte de Apelaciones del Tercer Circuito en Estados Unidos declaró cerrado el caso en virtud del acuerdo alcanzado entre las partes, es decir, entre el Banco Central y DolarToday.
Ricardo González, abogado de la firma Greenberg Traurig y quien representó a DolarToday en el caso, explicó a El Interés que “el Banco Central eligió voluntariamente desistir de la demanda con prejuicio (es decir, no puede renovar la demanda) y nosotros no nos opusimos a la solicitud del Banco”.
El descontrol
El modelo oficial consiste en que el dólar tiene dos precios: para rubros esenciales como medicinas y alimentos el tipo de cambio protegido (Dipro), con una tasa que hasta ahora se mantiene en 10 bolívares por dólar; y para el resto de los sectores el tipo de cambio complementario (Dicom), destinado a flotar “según la dinámica económica del país” y que el 20 de septiembre de 2016 cerró en 653 bolívares.
Muy pocos países tienen un sistema de cambios múltiple. De hecho, ni siquiera aliados de Venezuela como Bolivia, Nicaragua o Ecuador lo hacen. La gran mayoría mantiene un solo precio para el dólar, fijo o flexible.
En un sistema en que el tipo de cambio está fijo, si el Gobierno imprime una gran cantidad de dinero para financiarse porque no puede cubrir sus gastos, los billetes inundan la economía y los ciudadanos aumentan la compra de dólares. Entonces, el tanque de divisas disponibles para ser vendidas (es decir: las reservas internacionales) desciende velozmente.
En un sistema donde el tipo de cambio es flexible y el Gobierno imprime montañas de billetes para financiarse, el Banco Central puede mantener el nivel de las reservas internacionales, pero tiene que dejar que el precio del dólar aumente hasta que la demanda de divisas pierda intensidad, porque se tornan muy caras.
Así, tanto en los sistemas de cambio fijo o flexible, existe un ajuste automático donde el Gobierno no puede fabricar dinero sin ningún tipo de límite para financiarse.
Supuestamente el sistema diseñado por Nicolás Maduro y sus ministros resuelve este problema, porque mantiene fijo el precio de la gran mayoría de los dólares que vende y, al controlar esas cantidades, impone un severo racionamiento cuando el descenso de los precios del petróleo, el salto de la deuda y la ausencia de ahorros ha secado el tanque de las reservas internacionales. Al mismo tiempo, imprimen billetes para gastar lo que de otra manera no podrían, porque los ingresos no alcanzarían para cubrir el gasto público.
El problema es que la economía no se comporta como predicen las tablas de Excel y la diferencia entre los dólares que el Banco Central de Venezuela vende a través del sistema oficial y los que en verdad desean comprar los ciudadanos y las empresas (en un entorno donde la inflación es la más elevada en la historia del país) da origen a un mercado paralelo que, a falta de mecanismos transparentes, recurre a páginas web como DolarToday para obtener algún tipo de referencia que guíe las transacciones.
El mercado paralelo ha ido mutando hasta hacerse cada vez más imperfecto.
Desde que se decretó el control de cambio, en febrero de 2003, y hasta 2007, el mercado paralelo se basó en la compra de acciones de CANTV que se transaban en la Bolsa de Nueva York y, por tanto, constituían un puente para obtener divisas. Luego, cuando la CANTV fue estatizada, se migró hacia la “permuta”, un sistema donde empresas y particulares compraban un bono en bolívares, posteriormente lo canjeaban por un bono en dólares y luego vendían el papel en el exterior para obtener dólares. Esta modalidad desapareció tras la intervención de 31 casas de bolsa en 2010.
Tras prohibirse la publicación de cualquier tipo de cambio distinto al oficial, a partir de 2010 surgieron páginas web que difundían cotizaciones como Lechugaverde, Venezuelafx, Motherdolar y DolarToday, que ideó el Dólar Cúcuta y, ahora, el Dólar Instagram.
El mismo sitio
El 21 de marzo de 2013, el presidente de la República, Nicolás Maduro, anunció enfáticamente que “el gobierno le va a torcer el brazo al dólar paralelo”. No obstante, en este momento la situación es idéntica a la que existía entonces: un mercado oficial incapaz de satisfacer la demanda y un mercado paralelo ilegal donde el precio se forma de una manera bastante turbia.
La experiencia de Venezuela y del resto de países donde ha habido control de cambio señala que la pretensión del gobierno de decidir el precio del dólar y la cantidad que puede comprar cada empresa o cada persona genera un sistema paralelo de transacciones que invariablemente busca una referencia distinta a la oficial.
El 4 de agosto de este año la Academia de Ciencias Económicas difundió un comunicado donde le recomienda al gobierno:
“Es perentorio generar condiciones que estimulen la iniciativa privada y, con ello, reactive el aparato productivo doméstico, que en muchos casos opera con apenas un 30 o un 35 % de su capacidad. Ello requiere unificar y liberar el tipo de cambio, estabilizándolo en torno a sus valores de equilibrio, para que las empresas puedan importar los insumos, piezas y equipos que requieren para abastecer al país, sustituir importaciones (y con ello ahorrar divisas) y crear empleo productivo. Levantar los controles que hoy asfixian la economía y procurar el financiamiento externo tiene que ser una de las prioridades actuales del gobierno”
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