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domingo, 30 de octubre de 2016

¿Negociar ya... o después?. Por Luis Vicente León


Luis Vicente León | El Universal

Estoy en un largo vuelo a Tokio, sin la magia del Internet en el aire, así que decidí probar una nueva experiencia, distinta a responderles sus preguntas en mi Twitter. Este es un yo con yo, con preguntas que me hago a mí mismo y lo que me viene a la mente como respuestas directas, sin anestesia.

1) ¿Hay todavía oportunidad de que se realice el Referendo Revocatorio, con una elección posterior que saque a todo el chavismo del gobierno? No, a menos que la oposición sea exitosa en crear un ambiente tal de ingobernabilidad que obligue al gobierno a replantearse su estrategia de bullyng contra la oposición e incluso en ese caso, éste sería sólo uno de los varios escenarios de cambio, ordenado o desordenado, resultantes de una estrategia extrema de presión social o de una negociación política presionada por ella.

2) ¿Puede la Asamblea Nacional tomar las decisiones que rescaten los equilibrios políticos, como cambiar los representantes de las instituciones colonizadas, ordenar la ejecución de elecciones bloqueadas y hasta realizar un juicio político al Presidente, como algunos esperan? Con mayoría opositora en esa institución, es posible que se coloquen esos temas en agenda, se discutan y se aprueben. Pero esas decisiones serían simbólicas. En Venezuela está planteado un conflicto de poderes, pero es asimétrico. Es la AN contra todas las demás instituciones y si bien ella representa a la mayoría del país y el sentimiento nacional de cambio, sus decisiones son y serán desestimadas por el TSJ y ninguna institución de poder aceptará ni acatará las decisiones del Parlamento, por lo que sus decisiones son relevantes y necesarias en el plano político, darán sentido a la lucha opositora y dejarán registro para el futuro de lo que ocurre hoy en Venezuela, pero empíricamente no serán acatadas por la institucionalidad revolucionaria que domina el país, a menos que estén presionados por una vía distinta.

3) ¿Tiene sentido que la oposición, luego de haber sido violada en público, se embarque de inmediato en un proceso de diálogo, moderado por el Vaticano, para tratar de buscar salidas a la crisis? Esta es la más difícil de las preguntas que me hago. Y la verdad, he escrito y borrado diferentes respuestas tres veces y no garantizo que después no quiera borrar ésta que finalmente comparto. Soy un defensor a ultranza de la necesidad de negociar para buscar una solución estable a la crisis. He escrito mucho sobre el tema y no he cambiado de opinión. Sigo pensando que el final estable de esta historia tendrá que ser una negociación política, que garantice un cambio en paz. Pero lo que no me queda claro es cuándo y sobre todo si la oposición debe ir directo a una negociación, luego de la ruptura definitiva del chavismo con su propia estrategia fundamental de legitimarse en una especie de democracia procedimental electoral que ahora finalmente pateó. ¿Ir a la mesa sin haber mostrado los dientes y llegar sin un activo concreto que le permita presionar los cambios? ¿Es ahora mismo o cuando ella esté realmente en la calle, pacíficamente pero más allá de una marcha puntual, expresándose y actuando permanentemente? Pues depende. Si en realidad la oposición es capaz de canalizar esa energía, lo mejor es esperar a tener eso en la mano para ganar poder de negociación. Pero si la realidad es que la oposición no confía en su propia capacidad de mover a la gente más que a un pequeño grupo de marchas, esplendorosas pero efímeras y luego teme que se desinfle su fuerza, entonces mejor se sienta de una vez a negociar, poniendo sobre la mesa su fuerza teórica, antes de demostrar que no la tiene empíricamente. Sería una finta de póker que algo vale… aunque no para lo que necesita.

luisvleon@gmail.com


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