1. Al momento de leer el boletín, la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, agregó al menos un millón de votos al total de participación registrado por el sistema la noche del domingo 30 de julio. Lucena dijo que sufragaron 8.089.320 de venezolanos. El anuncio fue avalado por las rectoras Sandra Oblitas, Tania D’Amelio y Socorro Hernández. El rector Luis Emilio Rondón indicó por Twitter que no acudió a la divulgación de resultados por la “inconstitucionalidad del proceso”. Según datos preliminares manejados por técnicos de la Junta Nacional Electoral, el primer boletín oscilaba entre 6.750.000 electores y 6.900.000.
2. Tradicionalmente se habilitaban 42 mil mesas de votación. Al concentrar a los electores en 24 mil mesas en esta elección, el Sistema de Autenticación Integral facilitó la posibilidad de voto doble o de usurpación de identidad. En este momento es imposible cuantificar la magnitud de estas irregularidades, pero esos votos están en el boletín de totalización. La decisión de disminuir la cantidad de mesas de votación se tomó antes de las denuncias de violencia en algunos centros electorales. Al momento de publicarse este texto, el CNE no había divulgado los resultados por centro electoral, ni por mesa de votación.
Otro tema pendiente se refiere al voto nulo. Es muy complicado determinar la cantidad de personas que votaron obligadas o con presiones para no perder el empleo o algún beneficio social. No obstante, aunque el total de votos en blanco (nulos) puede servir para estimar la magnitud del efecto de la coerción sobre beneficiarios del carnet de la patria y empleados públicos, hasta la fecha de divulgación de este análisis el CNE no había divulgado los detalles del voto en blanco.
A partir del comunicado de Smartmatic surgen preguntas clave sobre la elección de los miembros a la Asamblea Constituyente:
¿Se puede determinar la magnitud del voto doble y de la usurpación de identidad?
Para precisar el número de personas que participaron en la consulta del 30 de julio que realizarse, al menos, dos auditorías al sistema: primero, una auditoría al boletín de totalización comparándolo con las actas de escrutinio de las 24 mil mesas de votación. En segundo lugar, una auditoría de no duplicidad de huellas. Pero los precedentes de este tipo de auditorías son poco satisfactorios. En 2013, el CNE tardó más de seis meses en auditar las huellas de los votantes que participaron en la elección presidencial. El resultado de esta auditoría nunca se divulgó. En abril de 2014 se conocieron los preliminares de esta revisión por una filtración que hizo la Unasur que fue reseñada por el Centro Carter.
Si la oposición hubiese participado, ¿se evitaba la manipulación?
La participación de la oposición hubiese garantizado que se realizaran las 14 auditorías al sistema que el CNE no aplicó esta vez, así como la presencia de testigos en la mayoría de las mesas. En este momento no hay información disponible al respecto. Si Lucena hubiese anunciado datos distintos a los que contenía el primer boletín, la oposición lo hubiera detectado de inmediato y no habrían transcurrido 48 horas para tener evidencia de la manipulación.
Simpatizantes del gobierno alegan que Smartmatic no tiene acceso al boletín de resultados.
¿Cómo pueden saber que el CNE aumentó los datos de participación?
En condiciones normales, Smartmatic tiene acceso a la información que transmiten las máquinas de votación al centro nacional de totalización. Luego se verifica que las actas de cada mesa sean legítimas y se genera una base de datos de “actas verificadas” que pasa a totalización. Smartmatic no tiene acceso a este paso, que depende de los técnicos del CNE y el rector Carlos Quintero.
Sin embargo, el acceso que tiene Smartmatic le permite cotejar la información suministrada por Lucena. La empresa solicitó realizar varias auditorías sobre los resultados anunciados pero la petición no fue aceptada. Técnicos de la Junta Nacional Electoral sostienen que el lunes en la mañana se restringió el acceso de Smartmatic a la información de la elección.
Smartmatic trabaja en Venezuela desde 2003, cuando ganó la licitación para automatizar la votación del referendo revocatorio contra Hugo Chávez. En ese momento compitió contra las empresas Cantv, Bizta, Indra, Diebold y Tecosa.
A partir de 2004 se ha utilizado la plataforma de Smartmatic en todos los procesos electorales. Entre 2006 y 2015 la oposición venezolana avaló y certificó todos los resultados que se generaron a través de esta plataforma.
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