ALEXANDER CAMBERO | EL UNIVERSAL
Encarcelar a quien representa el cambio en Venezuela es el sueño húmedo del régimen. Es una fantasía que responde al deseo de apoderarse de todo. Desde La Habana planean colocarle piedras en el camino a Henrique Capriles Radonski, buscando que sus huesos terminen hundidos en el infierno de un reclusorio en donde no existan garantías para su vida. Antes prevén darle prohibición de salida del país, para comenzar a edificar el gran zarpazo en contra de la libertad. Este es el destino que corrieron muchos líderes cubanos, cuando la revolución castrista decidió liquidar a la disidencia. Como no creen en el libre debate de las ideas, ni tampoco tienen argumentos para rebatir sus debilidades, apelan a la venganza como medio para someter al adversario.
Ya hemos visto la reacción del Tribunal Supremo de Justicia ante el cuestionamiento hecho por Capriles, por la decisión de declarar como "inadmisible" la solicitud de impugnación del proceso electoral presidencial del pasado 14 de abril. Ahora resulta que la persona que fue perjudicada por la acción de delincuentes electorales, tendrá que pagar una multa por usar conceptos "ofensivos" en contra del máximo tribunal del país, además de una solicitud que se le hace a la Fiscalía General de la República, para que evalúe procesarlo por esta causa. Como vemos todo un complot orquestado para sacarlo de circulación de manera grosera. Estos órganos no pueden presentarse como ejemplos de rectitud, cuando representan los perversos intereses de un régimen que quiere perpetuarse en el poder al costo que sea. ¿Quién puede creer en un Tribunal Supremo que hace tiempo se olvidó del derecho para pastar en el corral partidista? Lo mismo ocurre con esa desenvainada espada que es la Fiscalía, preparada para ir tras la cabeza de algún adversario incómodo del Gobierno, pero que guarda silencio cuando el acusado es uno de los suyos. ¿A quién pueden engañar cuando se sienten "dolidos" por las argumentaciones de un ciudadano venezolano, que presentó sólidas e irrefutables pruebas de un verdadero asalto a la voluntad popular?
Lo que debemos entender es que ellos responden a intereses hegemónicos. La justicia y los principios de la ley huyeron de estos personajes cuando el dinero derrotó el poco equilibrio que tenían para sostenerse como garantes de los ciudadanos. Los hechos sirven para que las nuevas generaciones de abogados, que se forman en las universidades venezolanas, comprendan que estas formas aberrantes de deformar nuestras leyes, manipulándolas para destruir la reputación de inocentes; no es lo que enseña la apasionante historia del derecho. Son la perversión que creció como la cizaña junto al trigo.
El interés de meter en la cárcel a Capriles es la esperanza del ilegítimo y su cofradía de boliburgueses. Es la única posibilidad que ven para desarticular una oposición que avanza cada día más. En Cuba planifican la celada que siguen los títeres venezolanos con la pasión propia de los traidores de la patria.
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