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sábado, 10 de agosto de 2013

Olvido: ley del embudo político. Por Hermann Petzold



HERMANN PETZOLD RODRÍGUEZ | EL UNIVERSAL

Para nadie es un secreto el magnífico escritor que es John Grisham. Muchas de sus novelas son creaciones surgidas de experiencias pasadas. Otras son frutos de la imaginación que no dejan de asemejarse a lo que estamos viviendo en el mundo, especialmente en Venezuela.

Nuestra realidad parece una novela de Grisham. El trágico pasado-presente de hechos cercanos a nosotros, de violencia, intriga y caos han hecho que cada día nuestra capacidad de asombro esté anestesiada, y seamos víctimas aletargadas al momento de reaccionar. Atentados, bombas, crímenes ocultos, hechos pasados sin confesar, leyes sin aplicar, testigos falsos, acuerdos extrajudiciales, y grabaciones ilegales, nos resultan habituales y rutinarios en las novelas de este autor, pero también en nuestra cotidianidad.

En Venezuela, han muerto muchísimas personas, seres humanos, con familia, producto de lo "bien" que lo ha hecho el Gobierno. Resulta asombroso ver cómo después de tantos asesinatos, todavía vivamos autistas, tratando de llenarnos de cualquier porquería a fin de olvidarnos del pasado. Un hecho relevante que también ha sido olvidado es la muerte de Franklin Brito, hace más de tres años. Igualmente, tácitamente, es la muerte de la defensa que hoy en día tienen los representantes de los partidos frente a los presos políticos. Prefieren defender a un diputado despojado de su inmunidad, a alguien que le arrebataron su libertad, como es el caso de Simonovis, y varias personas más.

Ambos casos -Brito y Simonovis- tienen dos cosas en común: lo rápido que se han ido olvidando y lo conveniente que ha sido para los partidos políticos mantenerse al margen de la situación. Si hicieron el bien o mal es otro asunto. Lo grave es que no predominó la justicia en ninguno de las 2 personas.

Sobre Brito ha sido más triste. Una muerte lenta por defender sus derechos. Una huelga de hambre sin maniobra política, que obtuvo triunfos parciales. Un ciudadano visiblemente consternado frente a lo que ocurría, pero con una nefasta actuación por parte de los organismos del Estado vinculados al caso. Y lo más lamentable, un supuesto apoyo de la dirigencia política opositora que se fue difuminando con el pasar de los días y que hoy nadie hace mención o recuerda el ejemplarizante comportamiento de Brito, digno de admirar al no ceder frente el coqueteo, que muchas veces asomó el Gobierno. En el caso de Simonovis y de los presos políticos, también han luchado con lo que han tenido, pero ciertamente es poco lo que se puede hacer cuando hay una itinerancia del apoyo de la clase política hacia ellos, y los medios no han sido contundentes con la gravedad del asunto.

Necesitamos mayor solidaridad entre nosotros.

www.hermannpetzold.com

@HermannPetzold

Hermann.Petzold@outlook.com

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