ALBERTO JOSÉ HURTADO B. | EL UNIVERSAL
El gobierno nacional insiste en mantener controles sobre la economía para corregir los problemas de estancamiento del aparato productivo, inflación, escasez y desabastecimiento que hoy enfrenta Venezuela, y utiliza la indexación salarial como estrategia para disminuir la pobreza y mantener el nivel de consumo de los venezolanos. En este sentido, el último aumento salarial del 15% a los trabajadores que devengan sueldo mínimo, permitirá "una disminución casi inmediata entre dos o tres puntos porcentuales de la pobreza" (Ricardo Menéndez, 04/11/2014). De lo cual se infiere que una cantidad importante de hogares en el país dejarán de sufrir las penurias relacionadas con la falta de acceso a los productos de primera necesidad, y solventarán con facilidad las necesidades de alimentación, salud, servicios, educación, y vestido y calzado.
La definición de pobreza utilizada en el análisis realizado por el actual vicepresidente de Planificación y Conocimiento, se corresponde con el enfoque indirecto de estudio de un fenómeno multidimensional. Toma en cuenta el nivel de ingresos necesarios para que un hogar pueda satisfacer sus necesidades básicas, tanto alimentarias como no alimentarias; y luego de la comparación del nivel mínimo de ingresos del hogar con el valor de la canasta alimentaria normativa (CAN) y la canasta básica (CB), se identifican hogares: a) no pobres (cuando el ingreso supera la CB); b) pobres (ingreso supera la CAN pero no la CB), y c) pobres extremos (ingreso no supera la CAN).
Con este enfoque se insiste en considerar la pobreza como una situación devenida por la falta de ingresos, con lo cual se ignoran algunas características propias de la idiosincrasia del venezolano que son factores determinantes a la hora de percibir si un hogar es o no pobre (importancia de los servicios personales, la recreación y la nutrición adecuada en nuestro esquema de consumo); se recurre a un patrón de evaluación estándar para todos los niveles de la sociedad, con lo cual se omiten las diferencias de ingreso y patrones de consumo que pueden tener las regiones del país; se descarta el análisis de la satisfacción de necesidades básicas con los bienes provistos por el sector público (redes de distribución de alimentos) y por el mismo individuo (autoconsumo); y no considera el tamaño, composición y estructura de cada hogar como determinante de la demanda de otros bienes no alimentarios.
De esta manera, argumentar que el aumento del salario mínimo reducirá el número de hogares pobres en el país, corresponde a un análisis simplista de la pobreza, que no toma en cuenta el impacto de los desequilibrios macroeconómicos sobre las decisiones de consumo de los hogares venezolanos, y demuestra el desconocimiento de las autoridades venezolanas de las consecuencias del uso de precios mínimos en el mercado laboral.
@ajhurtadob
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