José Guerra / La Patilla
Las reservas internacionales del Banco Centro Central de Venezuela están en el límite mínimo que debe tener un banco central. Al escribir esta nota se ubicaban en US$ 21.300 millones, de los cuales en oro hay US$ 17.000 millones, en fondos líquidos cerca de US$ 800 millones y el resto lo confirma diferentes activos. Para que se tenga una idea de lo crítico de la situación, en 2012 Venezuela realizó importaciones por mil millones de dólares semanales.
Lo que las autoridades económicas han hecho con Venezuela no tiene nombre. Después de haber recibido los mayores ingresos petroleros en la historia del país en el lapso que va desde 1999 a 2014, calculado en US$ 850.000 millones, hoy Venezuela está dando lástima. Le debe a todo el mundo, su deuda pública total se acerca a US$ 200.000 millones y además no ahorró un solo céntimo de aquel torrente de dinero que recibió. Esta situación obedece al fracaso de un modelo económico que quiso hacer del Estado, en lugar de los venezolanos, el centro de la actividad económica. Ello llevó a la expropiación de un conjunto de empresas que eran rentables y que en manos del gobierno se han convertido en una rémora para las finanzas públicas y además son un foco de corrupción.
La falta de dólares ha hecho estallar un sistema cambiario disfuncional, que se basa en el absurdo de tener cuatro tasas de cambio, una excesivamente barata a Bs 6,30 por dólar y otra excesivamente cara, la paralela, a Bs 180 por dólar. De esa brecha sale el mejor y más rentable negocio del mundo: adquirir esos dólares baratos para luego venderlos caros. Y de esa manera un grupo conectado con el poder ha hecho fortunas a la velocidad del sonido. Pero también la ausencia de dólares ha creado un serio problema para el funcionamiento de la economía al faltar materias primas esenciales para la producción y también bienes finales que necesariamente deben importarse y ahora están en situación de escasez en los comercios.
La caída de los precios del petrolero desnudó una realidad: la extrema vulnerabilidad de una economía venezolana, literalmente mono productora, que no exporta otra cosa sino petróleo y que por tanto está expuesta a los vaivenes del precio de este producto en los mercados mundiales. Desafortunadamente en 2015 la situación no va a ser mejor que en 2014, debido al hecho que se va a recibir menores ingresos petroleros a lo que se agrega que hay realizar pagos de deuda externa por más de US$ 11.000 millones. Cuando escasean los dólares, el resultado es obvio: el bolívar se devalúa. No hay dólares, por ello es que su precio sube y el bolívar baja.
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