Es estímulo a la producción nacional. Es recuperación de confianza...
LUIS VICENTE LEÓN | EL UNIVERSAL
De las múltiples distorsiones que presenta nuestra economía, quizás la más preocupante es la escasez, esa que se forma porque no hay oferta suficiente para atender la demanda. Es una ecuación simple. Si no hay bienes suficientes para satisfacer lo que la población requiere, el problema persistirá, independientemente de los discursos políticos que se construyan para responsabilizar a terceros.
Algunos han manifestado que el problema es artificial. Entonces, ¿Es culpa del consumidor que demanda más estimulado por un precio absurdo?, ¿del productor que decide no producir a pérdidas?, ¿de las empresas que no tienen divisas?, ¿de quienes se desaniman a invertir porque se sienten amenazados? o ¿de la estrategia oficial de control de cambio y precios y la hostilización a los productores? La respuesta luce obvia.
¿Cuál es la solución? Empecemos por decir que el país requiere rescatar sus equilibrios macro y de estos hemos hablado anteriormente. Pero hay algo fundamental, que es la base de la solución al problema: el estímulo a la inversión privada como antídoto a la escasez.
Consideremos el caso de la harina de maíz precocida, que usted ha puesto sobre la mesa. Los controles extremos de precios han generado una distorsión clásica, exactamente igual a la referida en la publicidad oficial sobre la gasolina: los costos son más altos que el precio regulado. La incapacidad de cubrirlos sacó del mercado a las empresas pequeñas, que no pueden asumir pérdidas ni a corto plazo. En adición, las empresas expropiadas, que pueden cubrir sus huecos subsidiadas por el Estado, redujeron producción, que hoy se ubica por debajo de su capacidad instalada. El resultado era previsible. Polar se ve obligada a cubrir un porcentaje de la demanda muy superior a su capacidad instalada, echándose sobre sus hombros la responsabilidad del abastecimiento nacional. Esto explica el resultado de nuestra última investigación, donde el 80% de los hogares que tenía harina, manifestó que era Harina Pan.
Pero en el lado positivo del problema, un dato llama la atención en esa misma investigación. El desabastecimiento de harina de maíz ha bajado en las últimas dos mediciones de 84,13% a 66,67%. ¿Qué explica esa reducción de casi 20 puntos en la escasez? Muy fácil, el proyecto de ampliación para incrementar la capacidad de producción en la planta de Empresas Polar en Chivacoa, con una inversión de veintiocho millones de bolívares realizada en agosto del año pasado.
La solución no tiene que ver con las importaciones públicas, que sólo pueden traer una cuarta parte del volumen que es capaz de producir esa empresa con los mismos dólares y menos con expropiar empresas, cuyos resultados ya han sido obvios. No es la amenaza al productor, que sólo aleja las nuevas inversiones. Es el espíritu empresarial, Presidente, con su deseo de expandirse y cumplir su verdadera función social, que no es otra que invertir, producir y darle bienes de calidad a la gente.
¿Cómo enfrentar la escasez? Con este mismo ejemplo, multiplicado por miles de otras oportunidades en el sector privado. Siéntese con los representantes de esa empresa y la única cosa que debe arrancarles de la mano, es su propuesta de invertir en una nueva expansión de su planta de Turmero, en la que han propuesto invertir más de 22 millones de dólares... y millón y medio de bolívares más. Y para lo que sólo necesitan que ustedes den las autorizaciones pertinentes. Es inversión, Presidente. Es estímulo a la producción nacional. Es recuperación de confianza. Es trabajo conjunto entre el Estado y el privado. Es eso, Presidente, lo que el 87% de los venezolanos, en esa misma encuesta, espera de usted.
@luisvicenteleon
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