GUILLERMO GARCÍA N. | EL UNIVERSAL
Ante las graves distorsiones que presenta la economía venezolana, el gobierno se prepara para producir otra maxi-devaluación del tipo de cambio oficial. Resultado: Empobrecimiento brutal de la población más vulnerable, reducción del poder de compra del salario, inflación galopante y desmejora de la calidad de vida de las mayorías. La razón que ha postergado esa medida es solamente política: las elecciones parlamentarias. La inacción y medidas económicas incompletas son más importantes en este momento que la solución definitiva de los problemas económicos.
Devaluación e ingresos fiscales
Los gobiernos en Venezuela desde 1983 han utilizado las devaluaciones como el camino fácil para la generación de mayores ingresos fiscales. Al controlar el 95,0% de los dólares que se reciben por concepto de exportaciones petroleras, ven potenciados sus ingresos en bolívares y al mismo tiempo abaratados sus gastos en dólares. "Ecoanalítica estima que se han percibido en promedio 5,3 puntos del producto interno bruto (PIB) por cada devaluación llevada a cabo durante todo el periodo de implementación del control de cambios, lo que considera también los escenarios en los que, a pesar de mantenerse fija la tasa oficial, se emplearon mecanismos alternativos que permitieron al Estado vender divisas a una tasa de cambio superior. Los ingresos por devaluación han representado durante los últimos cinco años (incluyendo 2014) dos veces el subsidio a la gasolina o, lo que es lo mismo, más de tres veces el servicio de deuda; esto da una idea del peso que esta medida tiene sobre los ingresos fiscales, en comparación con otras opciones sugeridas últimamente, como la eliminación de subsidios o la idea de caer en cesación de pagos (default) con acreedores externos".
El efecto de la devaluación sobre la inflación
Los venezolanos hemos tenido un historial perverso del efecto que produce las continuas devaluaciones sobre los precios y las expectativas sobre los agentes económicos. Ante escenarios de inflación alta y persistente como la que hemos vivido durante 2014 y 2015, se estima que ocurra un mayor efecto transferencia de la devaluación hacia la inflación, debido a que en estas situaciones los agentes económicos intentan expresar en moneda extranjera los precios de los bienes ofrecidos y su costo de reposición, cuestión que se agrava aún más cuando el tipo de cambio de mercado paralelo se encuentra exponencialmente muy por encima del oficial e incluso supera el tipo de cambio real de equilibrio. En Venezuela, cerca de 33,2% de la demanda interna de bienes finales es cubierta con importaciones, lo que explica en parte porqué la tasa de depreciación del tipo de cambio nominal y la inflación medida a través del índice nacional de precios del consumidor (INPC) han mantenido una correlación cercana al 80,0% durante los últimos diez años. Otro aspecto importante a considerar es la formación de expectativas sobre qué tan sostenible es el nuevo tipo de cambio adoptado tras la devaluación. Si se prevé que la devaluación sea una medida parcial (Lo que se ha visto con las medidas) y que, por lo tanto, se necesitarán nuevos ajustes sobre la tasa de cambio, es de esperarse que los agentes económicos que tienen bienes e insumos importados en su estructura de costos tiendan a ajustar precios por encima de la tasa de variación producto de la última devaluación para cubrirse. Y la población ante ese escenario adelanta el consumo futuro, no solo por el componente de mayores precios futuros, sino por la variable escasez que cada día se incrementa. Esto se convierte en un círculo vicioso. Mayor devaluación, mayor inflación y mayor demanda.
La dolarización plena como una solución
Un grupo de venezolanos hemos venido planteando la dolarización plena en Venezuela como una alternativa de solución a estos problemas de continuas devaluaciones y persistente y elevadísima inflación en Venezuela.
La dolarización, no es la fórmula mágica para resolver los problemas económicos del país, pero logrará, a corto plazo, una estabilidad monetaria que incluye una reducción drástica de la inflación a nivel de un dígito, tasas de interés bajas, y de la incertidumbre para invertir. Se recuperará el salario y su capacidad de compra, el ahorro y el patrimonio de los venezolanos, porque se elimina el riesgo de la devaluación, y el financiamiento crediticio mejora. Finalmente, la dolarización alentará la inversión extranjera y nacional de largo plazo por la estabilidad monetaria y baja inflación, y potenciará fuertemente la posibilidad de inversiones de las grandes petroleras multinacionales en la faja, e inversiones agroindustriales y agrícolas de los países del Mercosur y América Latina. Dolarizar puede ser la única mejor opción.
Candidato AMDP Harvard University
finanzasaldia@gmail.com
@asesorfinaciero
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