José Guerra / Noticiero Digital
La economía venezolana está atrapada en dos problemas mayúsculos: el primero es la dolarización de hecho que ha venido ocurriendo conforme los precios suben y el bolívar se torna inservible para las transacciones y para el ahorro y el segundo es el peligro cierto de una hiperinflación. Esta es un aumento acelerado de los precios que implica el repudio de los agentes económicos a la moneda nacional y la sustitución de esta por otra moneda que conserve el valor.
En ausencia de los datos del Banco Central de Venezuela, cuyas autoridades dejaron de publicar las cifras importantes de la economía venezolana, información extraoficial apunta a que entre mayo de 2015 y mayo de 2014, los precios aumentaron a una tasa promedio de 108,0%. En otras palabras, los precios más que se duplicaron en doce meses. Pero tan grave como ese hecho es que se aprecia una aceleración en el ritmo de incremento de los precios de bienes esenciales, que van desde los alimentos hasta los productos de higiene personal. En otros rubros totalmente importados, como artículos de ferretería, repuestos para carros, electrodomésticos y calzado deportivo, el alza de precios excede el 400,0% y con tendencia a seguir subiendo.
¿Qué hay detrás de estos aumentos desbocados de los precios? Hay tres factores, principalmente. En primer lugar, la impresión de billetes sin respaldo que hace el Banco Central de Venezuela (BCV) para financiar el déficit fiscal del sector público, en especial de Pdvsa, empresa ésta crónicamente deficitaria. Si el BCV duplica año a año la cantidad de billetes que emite no se puede esperar otra cosa sino un alza de precios. En segundo término está el hecho de la depreciación del bolívar en el mercado paralelo. Así, un dólar que costaba hace tres meses Bs 100,0 hoy cuesta más de Bs 400,0. Ello es importante de ser mencionado porque el gobierno no entrega divisas preferenciales a las tasas oficiales y obliga a muchas empresas a tener que importar o a pagar servicios con dólares del mercado negro. Finalmente, un factor que contribuye a explicar la aceleración inflacionaria es que la gente no cree en el gobierno y por tanto anticipa que el bolívar en el futuro valdrá menos y por ello cuando recibe moneda nacional sale a comprar dólares caros o cualquier bien antes que la inflación le evapore su dinero.
Entretanto, los salarios se deprimen y quienes reciben un ingreso fijo, sean estos trabajadores activos, jubilados o pensionados, sufren los rigores de la inflación. Y también las empresas a quienes les es imposible en muchos casos trasladar el aumento de los costos a los bienes que venden. De esta manera, el círculo de la pobreza se ensancha en la medida que los hogares no pueden adquirir los alimentos ni disfrutar de los servicios esenciales porque sus ingresos son devorados por los precios, siempre en aumento. Pero en el fondo, lo que sucede es lo que antes hemos advertido: el socialismo no funciona y menos funciona cuando es dirigido por personas ineptas.
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