Thays Peñalver / El Nacional
Para nadie es un secreto que estamos ante uno de los retos mas duros de nuestra historia. Por eso es necesario entender los alcances reales de esta elección y los posibles escenarios de ganarlas o incluso de perderlas porque nada es blanco o negro. Pero antes debemos revisar los pros que por primera vez tiene la oposición. El 7 de octubre cuando los venezolanos votaron entre Capriles y Chávez, apenas el 38% de los electores veía su situación económica mal, mientras que mas del 60% la consideraba buena (Datanalisis). El barril había promediado los 100 dólares y la inflación había sido la menor durante los 4 años anteriores. Mientras votábamos, los anaqueles estaban abarrotados de productos subvencionados importados gracias a la monstruosidad de 77 millardos de dólares en bienes y servicios (BCV) de los cuales casi diez fueron en alimentos (INE) y nada menos que dos millones de venezolanos habían viajado al exterior gratis a recibir su subvención de 3 mil dólares.
Si Maduro ganó o perdió las elecciones posteriores del 2013 (no es el tema de este articulo) fue por 200 mil votos. Pero le guste o no a la gente, Maduro contaba con un 50% de popularidad, una inflación acumulada del 30%, un barril en $90, un dólar paralelo en 20 bolívares y el 55% de la población, aun creía que las cosas iban bien mientras que a un 58% aun le alcanzaba su dinero para lo básico, mientras otros 2 millones de venezolanos volvían a salir a viajar gratis al planeta y se importaban 3 millardos de dólares en televisores, lavadoras y secadoras para ser repartidos posteriormente a punta de dakazos. Por eso, por mas que existan muchos venezolanos que crean que Arias y su gallina le ganaron a Chávez, o Rosales en medio de una bonanza le ganó a Chávez, la verdad es que Capriles en 2012 podía hacer poco contra el barril a 100 dólares y la política de despilfarro, que mas que la trampa que existe y existirá, era el mayor adversario de la oposición porque nadie, absolutamente nadie cambia un sistema político donde un 60% de la población cree que la va bien o muy bien, aunque su buenaventura fuera ficticia e insostenible.
Pero en esta próxima elección, si es que llega a ocurrir, Maduro y su partido la enfrentara con el 77% de impopularidad y con un 85% de la población a la que le va mal (y le ira mucho peor con los meses), incluido el 53% de los chavistas (Datanalisis) una inflación del 180% y un dólar paralelo inalcanzable con un barril cercano a los 35 dólares que apenas dará para cumplir obligaciones. Maduro se enfrenta a las elecciones parlamentarias con casi un 70% que dice ya no alcanzarle la plata para vivir, con 72% que no cree en la guerra económica (incluido un 25% de los chavistas y un 80% de independientes) y un 70% de la población que quiere que se vaya. Por primera vez en la historia Maduro tiene hoy el 66% de los votos en contra y el 52% de las circunscripciones electorales con todo y trampa perdidas. Pues bien, aun así, ganar la Asamblea es cuesta arriba y los escenarios mas relevantes que veo son los siguientes, porque paradójicamente ninguno es bueno para el gobierno.
Escenario 1: Gracias a la evidente y gigantesca trampa, el gobierno saca el mayor numero de votos y la mayoría simple de los diputados. El gobierno queda solo y como único responsable frente a la mayor crisis económica de la historia de Venezuela (2015 es un año boyante, comparado al 2016). Aunado a esto, queda imposibilitado de avanzar con habilitantes, enfrenta una parálisis productiva total no solo porque se percibirá su radicalización sino por falta de recursos, junto a una situación altamente explosiva en lo social. Para poder continuar, es posible la tan acariciada idea de una dictadura de extrema izquierda, que es en el entorno internacional y económico, imposible. Pero el axioma de “todo el poder, toda la culpa” se percibirá en una sociedad que ya no aguanta mas.
Escenario 2: La oposición saca mayor número de votos (en su tarjeta) y el gobierno, gracias a la trampa y los manejos, gana la mayoría simple de los diputados pero queda en evidencia mundial. Este escenario es terrible para un gobierno completamente aislado internacionalmente, el planeta entero se da cuenta que el gobierno es minoría y se abre la brecha para un revocatorio, abrogatorios y consultivos legales inminentes que perdería inequívocamente. Frente a un 2016 que promete ser el peor año económico de nuestra historia, con un gobierno que debe aplicar severas restricciones, recortes y paquetazos, la radicalización es imposible habiendo quedado como minoría de votos. Este escenario es quizás el peor para el gobierno y paradójicamente aunque es un revés, no es del todo malo para la oposición.
Escenario 3: la oposición gana mayoría de votos y mayoría simple de diputados. No es cierto que la oposición pueda reformar el poder ciudadano por la vía única de la Asamblea y como en el caso anterior ocurren los revocatorios, abrogatorios y consultivos para transformar la situación. Aunque es el escenario soñado por la oposición, no es del todo positivo a menos que se jueguen unas cartas que hoy suenan imposibles. Políticamente comienza la era de la “cohabitación” y por ende de la “corresponsabilidad política” con la que el gobierno tiene mucho que ganar si juega bien sus cartas. La oposición en este caso tiene que actuar de forma tan perfecta, que evite el efecto PP español (arreglarle la crisis a los socialistas, para terminar responsabilizados del mal rato y que los causantes vuelvan o continúen en el poder). En la practica no representa el final del gobierno, pero si de la revolución comunista, lo que de por si es un gran escenario para Venezuela.
Escenario 4: Producto de una parálisis total a finales de año, el voto castigo es tal que no hay trampa que valga y la oposición gana mayoría de votos y mayoría absoluta de diputados. Tampoco es cierto que la oposición puede transformar el poder ciudadano, pero es la estocada final de la revolución. Ya no los referendos, sino la Asamblea Constituyente es una realidad al alcance de Venezuela y podría comenzar una nueva idea de Republica. Las cartas de la oposición y evitar el “efecto PP” son las mismas del escenario anterior.
En mis próximos artículos examinaremos cada uno de los escenarios por separado.
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