Edgard Gutiérrez / La Patilla
Olvidemos por ahora el debate referido a si la oposición podrá ganar las elecciones parlamentarias o si será víctima de un gigantesco fraude perpetrado por el oficialismo: ese análisis viene después y nos tomaremos el tiempo para hacerlo. En este momento, veamos un panorama más amplio, estructural, de cuáles son algunos de los síntomas más claros y patentes del malestar generalizado de toda una sociedad. Para este propósito voy a utilizar el más reciente sondeo de fecha 16 de agosto, del Instituto Venezolano de Análisis de Datos del profesor Félix Seijas.
Lo que venía luciendo como un acelerado deterioro de un régimen, hoy va más allá. Sostengo que en Venezuela se produjo un quiebre. ¿Qué significa esto? Pues una ruptura de la sociedad (o de la mayor parte de ella), con un orden político establecido. Hay que decirle adiós a la famosa polarización del 50-50. En Venezuela ya cuajó un cambio radical en las opiniones y éste producirá, tarde o temprano, consecuencias políticas. La inmensa mayoría ya rompió con una forma de ejercer el poder.
¿Cómo es este quiebre? Veamos cinco manifestaciones:
1.- Ya no hay dos mitades. El chavismo disminuye su tamaño cada vez más
Durante mucho tiempo, un discurso timorato no asumía lo que venía gestándose como una realidad. Los factores que adversan a este régimen son mayoría social y política desde comienzos del 2014 y lo único que han hecho es aumentar considerablemente su dimensión. Hoy, lo que podemos denominar el “bloque opositor” constituye el 68,5% del electorado; relegando a un 23% a aquellos que todavía defienden al chavismo. Voy a decirlo de otro modo: el chavismo, desde que Maduro está en el poder ha perdido un 32 puntos porcentuales de apoyo popular. Hoy, aunque siga teniendo el poder, es franca minoría.
2.- La gente sabe que nos dirigimos a un precipicio
Es un consenso sumamente amplio: por donde vamos, nos llevan a un barranco. El 87% de la población considera que la dirección del país es equivocada. No podría ser de otro modo ante tal nivel de calamidad social y económica generada por un modelo que pretende controlar nuestro modo de vida. Tal número no sería viable si el mismo chavismo no opinase de la misma forma: de aquellos que aún se consideran fieles al “proceso”, una mayoría del 55% también afirma que el rumbo de la nación es equivocado.
3.- Se pulverizó la confianza
Nadie puede confiar en quien es el conductor de un autobús que se dirige de forma directa a un barranco. Pues bien, en este momento, el 65% de los venezolanos afirma que no tiene NINGUNA confianza (la peor categoría posible de respuesta), al ser interrogado sobre si considera que Nicolás Maduro pueda resolver los problemas que actualmente confronta el país. Tal magnitud de rechazo solo es la amplia percepción de lo contrario: es Maduro quien provoca o agrava los principales problemas de Venezuela. Cuando se pierde la confianza, ya no hay nada que hacer.
4.- Ya la inmensa mayoría lo afirma: no estamos en democracia
Algo de lo que deberían tomar nota algunos encuestadores que piensan que todo en Venezuela es transaccional y que hablar de libertad y democracia no “gana votos”. Ese análisis economicista, peca por unidimensional y en algunos casos tan solo responde a una agenda política. La gente en Venezuela aprecia la democracia y le gusta que sus gobernantes sean democráticos. A la par del desmadre económico que sufrimos, el quiebre también se nutre de una amplia fuente política: la masiva violación de derechos humanos, la existencia de presos políticos, el ahogo a la libre expresión y la exagerada represión. Después de los sucesos de comienzos del año pasado, un 55% consideraba que este gobierno NO es democrático, para agosto la cifra ya alcanza al 68%. Vamos a decirlo de un modo más pedagógico: 7 de cada 10 venezolanos piensan que esto no es una democracia.
5.- Hay un dramático cambio en las preferencias electorales
Cuatro elementos como los presentados anteriormente, deben tener una consecuencia lógica: un vasto rechazo y un severo castigo en la intención de voto. Cuando se le pregunta a los venezolanos sobre su intención de voto para las próximas elecciones parlamentarias, apenas un 19% se pronuncia a favor de los candidatos del chavismo, mientras que por los candidatos de la oposición lo hace un 58%. Sí, leyó bien, no se equivocó. La diferencia es 39 puntos porcentuales. ¿Qué mayor evidencia sociopolítica de que sí ha ocurrido un quiebre? Me cuesta ubicar algún otro.
Hay un proceso electoral a la vuelta de la esquina, donde este quiebre se pudiera manifestar de manera clara. Si ese evento no llegase a ocurrir como debiera, tendremos otra razón para que ese fractura se profundice y las consecuencias políticas se materialicen más temprano que tarde. La clave seguirá siendo la misma: ¿quién organiza y conduce todo este malestar?
Edgard Gutiérrez
Twitter: @gedgard
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