Énder Arenas Barrios / Diario La Verdad
Muchas veces me he preguntado si hay acaso alguna diferencia entre un oriundo de la costa atlántica colombiana y un venezolano?. Yo no veo ninguna
No podemos negar cierta desconfianza mutua, ese viejo prejuicio de que “colombiano que no la hace a la entrada la hace a la salida” sigue siendo una suerte de aprehensión en algunos venezolanos. Seguramente los colombianos tengan un dicho similar contra los venezolanos, pero a lo largo de nuestra historia común, ha habido mas encuentros productivos y fértiles que desencuentros entre ambos.
Pero en muchas familias venezolanas debe haber historias parecidísimas a la mía. Por ejemplo, la señora María Fuentes, en buena medida crió a mis hermanos menores, era la mujer que les hacía los teteros de crema de arroz, el caldo de papas en el almuerzo y unas arepitas dulces para la cena, era de Santa Marta. Mis hermanos la llamaban Mimia y hasta el día que murió ellos, mi madre y yo la amamos.
Muchas veces me he preguntado si hay acaso alguna diferencia entre un oriundo de la costa atlántica colombiana y un venezolano?. Yo no veo ninguna.
En verdad, el barrio en que me crié, inicialmente estaba habitado por muchos colombianos, con ellos jugamos y jodimos hasta el cansancio. Con el tiempo hasta la forma de hablar les fue cambiando, hubo matrimonios con las muchachas mas buenas del barrio y muchos se hicieron maracuchos que bailaban y cantaban gaitas y hasta se hicieron fanáticos a muerte de los Tiburones de La Guaira, porque allí jugaba Luis Aparicio. Estoy seguro, que en Maracaibo, en cualquiera de sus barrios cualquier familia venezolana tiene un cuento similar.
Pero, entonces llegaron ellos y empezaron a escribir otra historia con cierta dosis de una característica que subjetivamente podemos llamar maldad, no es que los chavistas practiquen el mal, este obviamente no existe, pero la maldad sí. Los colombianos empezaron a ser tratados como masa de maniobra, muchos fueron traídos y cedulados, incluso, rápidamente nacionalizados y con derecho a votar. Carajo ¿y votaron, por quién?, pues por el chavismo. Precisamente el barrio La Invasión, que ahora ha sido objeto de la violencia mas brutal, es una buena muestra de ello
De esta manera, hoy, nadie sabe cómo llegamos a eso, somos testigos del triunfo de la maldad. Maduro, el presidente la practica; pues ha tomado una decisión totalmente consciente del daño que innecesariamente está produciendo en otros. Cientos de colombianos son expulsados con sus enseres en la cabeza, desprendiéndose de lo que había sido su hogar, como reacción ante un suceso nada claro: unos militares heridos por sicarios en un evento que mas parece un ajuste de cuentas que un ataque terrorista.
No es el único hecho donde se ha materializado la maldad del régimen, al contrario, hay una serie de eventos concatenados de maldad que parecen mas bien un cuento extraído de “La historia universal de la infamia”, así tenemos, como el presidente Maduro se vale de un hecho delictivo, como es publicitar un video de un inculpado en el desmembramiento de una mujer y presenta al aludido como el testimonio confiable de que personajes de la oposición son cómplices del crimen mas brutal, cometido en los últimos tiempos; igualmente, y de la misma fuente se asumió como verdad,, el posible sicariato contra la hija del presidente de la Asamblea Nacional. Afortunadamente, los venezolanos hartos de tanta mentira y maldad no le hemos creído y es que ahora nadie les cree nada y nadie les tiene confianza.
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