Muchos son los economistas a favor y muchos en contra de sustituir nuestro signo monetario
CARLOS DORADO | EL UNIVERSAL
Aunque soy economista, siempre me resulta difícil hacer recomendaciones, y menos aún, previsiones sobre la economía; especialmente porque esta ciencia tiene un alto comportamiento social difícil de prever, dependiendo de los países, sus momentos y sus circunstancias.
Hace unos 18 años aproximadamente, en este mismo periódico, y así quedó plasmado en mi libro: "El cura de mi pueblo quiere arreglar la iglesia", escribí un artículo titulado: "Hablemos claro, Sr. Presidente", para cuyo momento el presidente era el Dr. Rafael Caldera, y le hacía algunas recomendaciones. Entre ellas:
1.- Confianza. Por Dios, señor Presidente, comience a generar confianza entre los inversionistas nacionales. El dinero no tiene nacionalidad y es muy cobarde. Hoy en día la competencia es atroz a nivel mundial para atraer inversionistas. Si no vienen los de afuera, por lo menos no dejemos escapar a los de adentro. ¡Aquí en nuestro país hay un gran potencial!
2.- Venda parte de Pdvsa y pague deuda externa. La gran plaga de nuestra economía fue el virus de un Estado inmenso e ineficaz, empeñado en ser empresario. El gobierno debe de ser el árbitro, nunca el jugador. Si vendemos el 50% de Pdvsa en la bolsa, con esos recursos podríamos pagar deuda externa. Venezuela siempre será socia de ella a través de la recaudación impositiva.
3.- Reestructure el gasto público. Nosotros llevamos años consumiendo nuestro presupuesto nacional en gastos ordinarios e improductivos. Al menos, el 40% del presupuesto nacional debe ir a obras de infraestructura, vivienda, comunicaciones y educación. Estas inversiones generan empleo y futuro.
4.- Sea Pragmático. ¡La globalización es un hecho! La competencia ahora es mundial. Potencialice las áreas donde tenemos ventajas competitivas: turismo, materias primas, tierra, mar y ubicación geográfica; incentivando la inversión a través de leyes, seguridad jurídica y seguridad física.
5.- Dolarice nuestra economía. No somos capaces ni estamos a la altura de mantener una moneda propia. Lo único que se logra con ello es devaluación, altos intereses, inflación, cortoplacismo, miseria y más devaluación. Al eliminar la incertidumbre cambiaria, aumentaría la confianza de los inversionistas, el crédito a largo plazo, la capacidad de consumo de la gente, y la inversión a largo plazo.
Hoy, a pesar del tiempo transcurrido, creo que la mayoría de esas recomendaciones podrían seguir teniendo vigencia, a excepción de una de ellas: "Dolarizar la economía", por una sencilla razón: No hay suficientes reservas para liberar un control de cambio y poner como moneda única el dólar o el euro. ¿Por qué tiene que ser el dólar, y no puede ser el euro?
Este pudiese ser un objetivo a mediano-largo plazo; pero no a corto plazo. Lamentablemente nuestro signo monetario nos ha llevado a ser una economía de contado, donde las posibilidades de adquirir una casa a 30 años pagando una persona un porcentaje razonable de su sueldo, se volvió una utopía. Donde una buena parte de los gastos familiares están dolarizados; pero los ingresos son en bolívares. Donde el negocio es pedir prestado en bolívares, y ahorrar en monedas fuertes.
Muchos son los economistas a favor y muchos en contra de sustituir nuestro signo monetario por el dólar u otra moneda fuerte, y todos argumentan una buena cantidad de ventajas y desventajas para defender su posición. Lo que sí creo es que todos coincidimos en que hay que hacer algo con nuestra economía.
Este artículo continuará el próximo domingo.
cdoradof@hotmail.com
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