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lunes, 19 de septiembre de 2016

Resteadísima con la MUD. Por Carolina Jaimes Branger


La MUD como ha dicho Chúo Torrealba, no quiere ganar una guerra, quiere imponer la paz. Quienes sin pensar las consecuencias se oponen, están apoyando al Gobierno

Carolina Jaimes Branger / La Verdad

Hay un libro del filósofo español José Antonio Marina que debería ser de obligada lectura y discusión para todos los alumnos de bachillerato del mundo, básicamente porque mientras más temprano se combata la estupidez, mejor. Se llama “La Inteligencia Fracasada: Teoría y Práctica de la Estupidez”. Yo lo leí hace años, después de que Alberto Soria lo citó en uno de sus lúcidos artículos de opinión. Marina afirma que así como hay una teoría científica sobre la inteligencia, debería haberla sobre la estupidez. Y es que hay casos en los que resulta más pertinente estudiar, en vez de la inteligencia, la estupidez. Como el caso venezolano.

Marina sostiene que sus causas son el prejuicio, el fanatismo, el dogmatismo y la superstición. Aquí hemos sufrido las cuatro. Desde la creación de escrúpulos que nos eran ajenos, pasando por histerias de masas, aseveraciones tomadas por verdades incontrovertibles, hasta llegar a desenterrar muertos para efectuar ritos de babalaos y paleros. Creo que a Marina le faltó la soberbia. Aquí pecamos de soberbios por creer que éramos inmunes a los males que aquejaban a otros países. Y eso también es estupidez.

Los fanáticos de la oposición la han tomado contra la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Cualquier cosa que haga la MUD les parece que está mal. Si hablan es porque hablan, si no hablan, porque no hablan. Si van, porque fueron. Si no van, porque no fueron. Si hicieron, porque hicieron, si dejaron de hacer, porque lo dejaron. Y si no hacen nada, critican que no hicieron nada.

Me queda claro que no es fácil complacer a todo el mundo y que siempre habrá detractores. La mayoría de los detractores de la MUD no viven en Venezuela. Desde afuera es muy fácil criticar y dar órdenes. Total, los muertos y los presos no los ponen ellos.

Confío en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) porque han hecho bien su trabajo. Enfrentarse desde la oposición a un gobierno que no conoce de límites y que sí conoce de represió, mentiras y trampas, no es fácil. Hemos empezado a ganar lo que hemos perdido. La Mesa de la Unidad Democrática, como ha dicho Chúo Torrealba, no quiere ganar una guerra, quiere imponer la paz. Quienes sin pensar las consecuencias se oponen, están apoyando al Gobierno. Así de simple. Así de trágico. Ya habrá tiempo de debatir. Pero primero hay que salir legal y pacíficamente del Gobierno. ¿Es tan difícil entenderlo?...

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