Fausto Masó / El Nacional
¿Qué pasa en Venezuela? Tarea imposible escribir semanalmente sobre la política con Nicolás Maduro en el poder. No genera noticias, sus declaraciones no las publican ni en la Habana. Ha desaparecido con una velocidad pasmosa. Le queda dar el gran viraje, abrazarse al imperialismo, invitar a Obama a visitar Caracas. Por desgracia a Obama le da lo mismo la revolución chavista. Con razón. Alguna vez llamaba la atención, hoy no es nada.
Esta infeliz revolución culmina con Nicolás Maduro, no hay peor desenlace para el difunto Chávez que se imaginaba iniciar un proceso mundial, ser el segundo Fidel Castro y terminó su vida como el creador de Nicolás Maduro, el cual a su vez marcha hacia lo desconocido, hacia un final anónimo, sin pena ni gloria.
Maduro estaba en el cielo cuando visitaba a Fidel Castro, con cualquier pretexto viajaba a La Habana. En los días lejanos que manejaba autobuses por Caracas nunca imaginó que su dios le contestaría al teléfono. Maduro quiere sumergirse en la aureola revolucionaria mientras los Castro viven del recuerdo de la lucha armada, se visten de militar hasta para hacer pipí. Se esfumó la llamada al heroísmo, el Che se volvió un simple monumento en la isla, las cenizas de Allende las dispersó el tiempo. Ni Fidel Castro es ya Fidel Castro y Maduro es solo Maduro: el grito heroico se transformó en murmullo, Nicolás Maduro ocupa el lugar del Che. Un anciano, el cauto hermano de Fidel y un torpe político, representan a la Revolución Cubana. Fin de fiesta
Volvemos a la pregunta inicial, ¿qué pasa en Caracas? Ni siquiera la proximidad a la navidades, estar ya prácticamente en diciembre le da algo de vida al madurismo. Tendría que disfrazarse Nicolás de San Nicolás y recorrer los barrios regalando a diestra y siniestra, jamones, panes de jamón, turrones. Algo de eso hace, pero no se lo agradecen. Maduro, lo hechos dicho, es el revolucionario más tedioso que ha conocido la cultura occidental
“Está concluyendo el presente año en medio de una catástrofe económica y social sin precedentes en la historia contemporánea de Venezuela. Y las estimaciones son que en el año 2017 se profundizará y extenderá la crisis humanitaria que asola a la nación.
La hegemonía despótica y depredadora que impera en el país es la causa principal de esta tragedia nacional, y si la hegemonía no es superada, la tragedia continuará destruyendo lo que va quedando de nuestra patria. Es indispensable que haya un profundo cambio político que permita que al menos se empiece a transitar el camino de la reconstrucción integral de Venezuela.”
En esas palabras a Fernando Egaña se le olvida algo. Apartar de la miseria moral y económica, de la destrucción del país a Maduro le cabe otro pecado horrible, ha vuelvo a Venezuela un lugar triste, infeliz, sin futuro, donde solo hay una aspiración: irse, mientras más lejos mejor. El que tiene una oportunidad agarra un avión, el que no puede se resigna pero no celebra las navidades, porque no hay nada que celebrar en este país abandonado por la providencia.
¿Se habrá olvidado la Providencia de Venezuela? Imposible aceptar tal despropósito, algo ocurrirá y cuando menos lo esperemos la suerte cambiará y nuevamente Venezuela será una tierra de promisión a donde acudan gente de todo el mundo para volverla su patria, y no como ahora que los venezolanos huyen de Venezuela y emigran hacia cualquier lugar.
En cualquier momento Dios se acordará de esta tierra desgraciada.
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