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domingo, 18 de agosto de 2013

¿Qué hicieron Giordani y Merentes con la economía? por José Guerra



José Guerra / Runrun.es

Durante el lapso 1999-2013, los ductores de la economía venezolana han sido Jorge Giordani y Nelson Merentes. Giordani ha estado a cargo de la carteta de Planificación y luego por un par de años en Planificación y Finanzas cuando los ministerios de la planificación y las finanzas públicas fueron fusionados para posteriormente volverse a separar. Además Gioradni ha sido sempiterno director del BCV y miembro de la directiva de PDVSA. Nadie en la historia económica de Venezuela ha tenido el poder para gestionar la economía como el profesor Giordani.

Por su parte, Merentes, ha sido Presidente de Bandes, Ministro de Finanzas dos veces y presidente del BCV. Una característica común a ambos es que ninguno ellos llegó a los cargos ministeriales por su trayectoria en el conocimiento de los asuntos económicos, sino por su amistad con el presidente Chávez, quien depositó en ellos toda su confianza. Esa ha sido la carta de presentación y que les ha servido para ensayar con una política fracasadas y que ahora exhibe sus falencias y se hacen más evidentes los síntomas de una economía postrada y azotada por la inflación, no obstante los elevados precios del petróleo.

Puesto a buen resguardo el ministro Giordani y pasado sus mejores tiempos, la batuta la tomó Merentes, quien presidió durante 2012 al BCV y quien es en buena medida es responsable por la crisis cambiaria que actualmente sufre Venezuela. Merentes llegó a decir y está consignado para la historia, que no importaba que la liquidez monetaria creciera a elevados ritmos porque en Venezuela, esa expansión monetaria no tenía efectos sobre la inflación. Bien avanzado ya el año 2013, los datos han probado la irresponsabilidad de haber jugado a un crecimiento desmedido del dinero para financiar el déficit fiscal.

¿Qué hicieron Giordani y Merentes con la economía venezolana? Practicar. Llegaron a ensayar, más Giordani que Merentes, un modelo que concebía al Estado como el centro de la vida económica y social de Venezuela. Ello se expresó un proceso de expropiaciones y confiscaciones de empresas que amplificó hasta el exceso el ámbito del sector público en la economía, lo que ha implicado la generación de déficits fiscales pronunciados y sostenidos desde 2007.

Esos déficits han tendido dos efectos perversos. Por una parte, llevaron a una acumulación exponencial de la deuda pública consolidada la cual saltó de US$ 32.809 millones (37,0% del PIB) en 1998 hasta US$ 205.330 millones (54,1% del PIB) en medio del auge más intenso y prolongado de los precios del petróleo y, por la otra, el uso del BCV, mediante la impresión de dinero sin valor, como instrumento de financiamiento de los déficits públicos.

Evaluado en su conjunto, la obra económica de Giordani y Merentes se resume en una inflación acumulada de 1.948% entre enero de 1999 y julio de 2013 y un mediocre crecimiento del ingreso real por habitante de apenas 0,83% interanual, ocupando Venezuela el deshonroso tercer lugar entre los países que menos crecieron en la región después de Haití y Paraguay. ¿Qué hicieron Giordani y Merentes con tanto dinero? Para responder a esta interrogante, primero hay que cuantificar cuánto recibió Venezuela por petróleo y luego se trata de discriminar qué se hizo con esos recursos. En el cuadro anexo esta respuesta.

Giordani y Merentes tuvieron la responsabilidad de administrar una suma gigantesca de ingresos provenientes de las exportaciones petroleras. Nadie como ellos dos ha tenido en sus manos la gestión de tanto dinero generado por el petróleo. ¿Qué se hizo con ese dineral? ¿A dónde fue a parar? 64,5% salió del país para pagar las importaciones, en vista de la destrucción de las capacidades productivas internas que obligó a potenciar las compras al exterior, al hacerse el Estado venezolano adicto a las importaciones. 21,5% de los ingresos petroleros salieron de Venezuela para financiar la fuga de capitales que estimuló el gobierno con su política de colocar bonos en dólares pagaderos en bolívares y del cual el SITME fue un ejemplo notorio de lo que no se debía hacer pero se hizo. Y de los US$ 672.636 millones recibidos por petróleo, apenas el 2,2% se acumuló en forma de reservas internaciones, las cuales han venido cayendo dramáticamente a lo largo de 2013.

Quedó, probablemente, una obra ideológica y un mito que se ha extinguido más rápido de lo que se pensó. Pero el país está en el esterero, más dependiente del petróleo que nunca, endeudado y sin reservas líquidas, con su infraestructura vial declarada en emergencia, con un servicio eléctrico colapsado, con un sistema de salud pública en el suelo y con una educación de baja calidad. Han hecho Giordani y Merentes un milagro. Pero al revés.


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