ALEXANDER CAMBERO | EL UNIVERSAL
La vieja dama sabe escurrirse tras bastidores. Los años la han convertido en un ser que esconde sus verdades, en lo más profundo del desteñido camisón. La caída del muro de Berlín liquidó al comunismo real, sin embargo alguna partícula malévola pudo sobrevivir ante la hecatombe del aparatoso desplome. Con gran sagacidad viene alzando el vuelo del pico largo, instaurando una forma peligrosa e inteligente de penetrar a las democracias latinoamericanas.
Desde Venezuela se adelanta un modelo que busca imponer al totalitarismo como sistema permanente. Para ello cuentan con la influencia del país para lograr el objetivo final, ya en una primera parte la lograron imponiéndose en: Bolivia, Ecuador y Nicaragua; la nueva propuesta es seguir avanzando hasta poner de rodillas a los pueblos que se dejen confundir por el fraude cautivante de los cantos de sirena. Cada nación tiene su fórmula particular, pero siempre se busca coartar a los medios e impulsar la fuerza de los violentos, explotar los trasnochados nacionalismos y el dilema del hambre como bisagra que los una con las falsas teorías.
El comunismo es terriblemente seductor en colectividades con marcadas desigualdades sociales, entre los pobres el mensaje de un redentor que luchará por colocar comida en el plato fascina a los estómagos vacíos. El tener la posibilidad de culpar a otro de tus dificultades es una delicia para el paladar. La frustración de padecer penurias hacen que estás teorías te brinden la oportunidad de soñar con el poderoso empresario o comerciante, sepultado debajo de los pies de un pueblo que enarbola las banderas de la libertad. Luego de obtener el poder satanizarán a la democracia, buscarán cambiar a la constitución para obtener el basamento jurídico para después avanzar en el control total. Primero, secuestro del Estado y las instituciones, y después el aplastamiento de los medios de comunicación social. Colateralmente van sumando adeptos con planes sociales que lo único que hacen es sembrar mayor miseria, una máquina para fabricar venezolanos conformistas.
Como vemos es un plan bien urdido que tiene capacidad de maniobra. En nuestro continente tenemos un mercado para el señuelo muy grande. La Cepal, indica en su informe anual que nuestro hemisferio tiene ciento setenta y cinco millones en situación de pobreza. Este espeluznante cuadro es sin duda un caldo de cultivo no solo para el significativo crecimiento de la violencia, problemas sanitarios y conflictos familiares; es una oportunidad de oro para que proyectos hegemónicos puedan encontrar terreno fértil para sembrar su mentira. Como vemos estamos en presencia del mayor riesgo de nuestras vidas. El comunismo quiere repetir su historia de cárceles en donde se consume al hombre y su libertad...
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