Merentes propone seguir haciendo lo mismo y nos invita a esperar resultados diferentes
MIGUEL ÁNGEL SANTOS | EL UNIVERSAL
Merentes habló. Merentes dijo. Pendientes. Pilas con el dólar paralelo. Los límites de nuestra fe en la palabra a ratos parecieran tener extensores que se aproximan al infinito. Nuestra propia evolución, el anónimo rodillo de Nabokov, nos ha dotado de un sorprendente mecanismo para olvidar. Este fin de semana se ha manifestado tras la aparición de nuestro flamante ministro de finanzas, nada menos que en José Vicente Hoy. El título del programa del viejo zorro es apenas un espejo de nuestra realidad. No hay José Vicente ayer, ni tampoco mañana. Todos los días volvemos a empezar. Para José Vicente, todos los domingos son hoy.
Antes de emitir alguna opinión me pareció conveniente escuchar la entrevista completa. He ahí un primer síntoma: Mientras en Twitter algunas de sus líneas han hecho de Merentes una tendencia global, el programa en los sitios de video de Internet no supera las cien vistas. Predomina lo visceral, lo que alguien dijo que él dijo. Y la verdad es que ha dicho algún que otro qué, y ningún cómo ni cuándo.
"El principal problema de la economía es la falta de producción... Tenemos que producir más, producir lo que la gran mayoría de los venezolanos consume, producir lo que nos trae mayores beneficios". ¿Y por qué no producimos más? Aquí enumera tres factores esenciales: la falta de divisas, la liquidez que empuja el consumo por encima de la producción y las expectativas. Merentes diagnostica, pontifica, prescribe, como si acabara de llegar. "Este es un gobierno probado ya en todo, con triunfos sociales, electorales, que sólo necesita consolidar su éxito económico". Es el mismo que ha pasado el año repitiendo que hay divisas de sobra para abastecer el mercado, y apenas ha organizado en ocho meses tres subastas que suman algo más de setecientos millones de dólares. Es el mismo que como presidente del Banco Central permitió los traslados de reservas a Fonden, o el financiamiento monetario a Pdvsa, la fuente del colosal crecimiento de nuestra liquidez.
Las soluciones a los tres cuellos de botella que identifica el ministro son de una ingenuidad asombrosa. "Vamos a que se consolide ¿De qué manera? Sentándonos con los productores y viendo por qué... ¿No tienen dólares? Vamos a darle los dólares. ¿El certificado de producción nacional? Ahí se ha creado una maraña de permisos... También hay gente planteando revisar el tema de la jornada laboral... y vamos a seguir profundizando nuestro modelo". He ahí el detalle. Nuestra ausencia de producción, el ausentismo laboral, la salida de capital, el desespero por adquirir dólares para proteger el valor de nuestros ahorros, no son un accidente, no se resuelven a punta de marroncitos. Son una consecuencia directa de la profundización del modelo.
Pero las líneas que han lanzado al ministro a la fama el pasado domingo aún están por venir: "El dólar que llaman paralelo es el que perturba a la sociedad venezolana... hay que reformar varias leyes... Yo creo que la Ley de Ilícitos Cambiarios no ha cumplido sus objetivos, la Ley de Mercado de Capitales, y así... e ir trabajando el tema... Hay un consenso de hacer cosas que mejoren la economía". La posibilidad de que caiga el dólar paralelo nos ha hecho salivar irracionalmente. Después de todo: ¿Por qué se ha depreciado 200% en poco más de un año? En primer lugar por las restricción de divisas. Las importaciones públicas han alcanzado una cifra colosal, la dependencia del consumo de las importaciones está en su punto máximo, el precio del petróleo estable, el volumen de producción no sube, el servicio de deuda está ahí. ¿Qué va a cambiar? En segundo lugar, por el crecimiento de la liquidez, la vulgar impresión de dinero para financiar a Pdvsa y mantener el gasto público consolidado. ¿Qué van a hacer para frenar la liquidez? Y por último, si no consigue responder a ninguna de las anteriores y está centrado en "profundizar el modelo": ¿cómo van a cambiar las expectativas?
Merentes propone seguir haciendo lo mismo y nos invita a esperar resultados diferentes. En eso consiste, según me ha advertido un buen psicólogo judío, la locura. Cualquier solución que propongan quienes nos trajeron hasta aquí será incompleta, plena de restricciones y alcabalas. La legalización del paralelo es posible, pero no bajo las actuales circunstancias. Tendrían que mejorar el flujo de divisas, aumentando la producción, suspendiendo los regalos de petróleo o las compras de armamento en el exterior. Tendrían que suspender la impresión de dinero, y sustituir gasto público por mayor inversión privada para evitar una recesión. Tendrían que defender la propiedad privada. Tendrían que generar confianza. Tendrían, en resumidas cuentas, que ser otros.
@miguelsantos12