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domingo, 15 de septiembre de 2013

¿Qué pasa si ganas... y si pierdes?. Por Luis Vicente León


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Hacer lo que tienen que hacer: trabajar duro para convencer, votar y llevar a votar

LUIS VICENTE LEÓN | EL UNIVERSAL

Las municipales son típicamente de interés local, donde los protagonistas son los candidatos. Es evidente que su tendencia política juega un papel, pero lo tradicional es que el componente principal sea su propia capacidad y la de su adversario.

El tema es que esta elección municipal tiene unas características diferentes. La oposición decidió jugar una carta interesante, en la que propone plebiscitar la elección y mostrar su propia dimensión.

Si bien la llamada al voto castigo desvirtúa el objetivo de las municipales: elegir los alcaldes, no es menos cierto que esta convocatoria es un mecanismo válido para adelantar la evaluación de un gobierno al que han cuestionado desde el principio en términos de legitimidad y capacidad, a la vez que les sirve como gancho potente para la participación de sus seguidores, quienes podrían estar desmotivados a un proceso electoral dirigido por los mismos actores que sus líderes han acusado de fraude.

Pero, ¿qué gana la oposición si triunfa en ese plebiscito simbólico?

Si bien no existe impacto legal, es evidente que al Presidente no le gustaría perder en el número total de votos. La razón es que, pese a los movimientos estratégicos que hará para minimizar el costo de esa derrota, su imagen quedará afectada y la sospecha de que su triunfo pasado fue ayudadito aumentará en los segmentos independientes. Para un líder que no cuenta con una popularidad sólida, ser derrotado en su primera contienda, en medio de una fuerte crisis económica y una percepción de desarticulación, sería una picada de culebra, cuyo antídoto es tan escaso como el papel toilette. Es obvio que Maduro jugará duro para disminuir ese costo. Los gráficos presentados en la noche del evento serán los porcentajes sobre alcaldes totales y el CNE no totalizará votos por bandos, pero igual, la oposición habrá ganado, no sólo el incremento de sus alcaldes (que se da por descontado), sino una nueva motivación para continuar su lucha, frente a un líder políticamente más débil.

Pero, ¿qué pasa si la oposición pierde el plebiscito?

Este es un escenario perfectamente posible, ya que en un país dividido en partes similares, cualquier evento de campaña, hoy impredecible, puede terminar volteando la tortilla a cualquiera de los dos lados. Si ese lado es el chavista, la derrota de la oposición será demoledora. Habrá perdido en alcaldes y en votos, pero lo más relevante es que Maduro se convertirá de inmediato en el dueño del plebiscito que había convocado su adversario. Ese será el centro de su mensaje la noche de la elección y enfocará su discurso en hacer la misma estrategia que la oposición le reservaba a él: "ganamos (con datos nacionales totalizados por el mismísimo CNE), el pueblo es mayoritariamente chavista, la oposición golpista no pudo con nosotros, esto demuestra que siempre hemos sido mayoría, ¿qué van a decir ahora, que también los trampearon, después de haberlos llamado a votar?".

Esa derrota sería muy costosa, porque se derrumba el concepto de oposición mayoritaria y chavismo en declive, porque se debilita el halo de triunfo de Capriles y porque se abre, dentro de la oposición, el debate alrededor del liderazgo, una chispa que puede encender la mecha de la división dentro de la oposición.

En todo caso, aun con todos estos riesgos y considerando que la ecuación no es equilibrada, pues la oposición gana menos ganando que lo que pierde perdiendo, la apuesta es válida e inteligente ante la realidad contundente de que no hacer nada sería peor. Pero más vale que se entienda la importancia de ganar y el riesgo de perder, pues eso los debería motivar a hacer lo que tienen que hacer: trabajar duro para convencer, votar y llevar a votar.

@luisvicenteleon


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