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jueves, 3 de octubre de 2013

Permuta: por unos dólares menos. Por Alexander Guerrero


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ALEXANDER GUERRERO | EL UNIVERSAL

En Venezuela existen (3) diferentes mercados y precios para el dólar pero no hay dólares, el gobierno anuncia otro, el "permuta" y fue anunciado como "restringido"; es decir, el paralelo seguirá la rumba impuesta por la escasez. Así se configura el régimen cambiario formado por mecanismos cambiarios y no cambiarios. En Venezuela se compra el dólar más caro del mundo, equivale a la inflación más alta del mundo, de Ripley y Guiness, la distorsión es causada por el derroche fiscal del gobierno. El régimen de compra de divisas ha creado una enorme distorsión en precios, dado que el objetivo es depredar el ahorro y capital privado que sufren a diario la inflación y racionamiento del dólar; todo aquel que requiera un dólar será más pobre y miserable después de adquirirlo, la fuente de esa depredación: el monopolio de gobierno sobre el dólar.

El gobierno, con su escudo ideológico, culpa a especuladores; en realidad el culpable es el gobierno por derrochar un colosal ingreso petrolero, malísima asignación de recursos y violar reglas naturales del intercambio, por dislocado endeudamiento para financiar su clientela política, corrupción y por descapitalizar Pdvsa para financiar sus aventuras políticas, todo unido a la agenda de empobrecimiento del sector privado, causa la escasez y envilecimiento del precio del dólar.

Es el colapso del régimen cambiario causado por una monstruosa crisis en balanza de pagos, parida en una situación fiscal insostenible –déficit en 23-25% del PIB. La relación causal es simple: si no hay dólares, tampoco habrá bolívares; la carencia de éstos hizo que el gobierno ordenara al BCV financiamiento inflacionario masivo del déficit fiscal; costo: una hiperinflación represada que vivimos, el dominio de esta dependerá de los volúmenes de ese financiamiento inflacionario; el MinFinanzas –ex BCV– expandió la base monetaria a niveles inéditos en la historia monetaria venezolana, la inflación es la respuesta.

El Presidente, con excelsa ingenuidad, o pretendiendo nuestra ignorancia nos esconde cómo opera un gobierno sin controlabilidad, inauditable, dice que cuenta con las divisas requeridas, pero no muestra balances, confunde logística con economía. El BCV ordena vaciar cuentas en dólares por parte de empresas, bancos, organismos públicos; el raspado de olla es monumental y el BCV en la carraplana decide pignorar la Joya de la Corona, el oro aún custodiado en bancos internacionales. Al no haber dólares contantes y sonantes, el mercado tiene un número: el precio del paralelo. La clásica crisis de pago de muchas economías en los ochenta, Venezuela reincide. Ese dólar, el mal llamado mercado negro, penalizado como delito cambiario pese a que las transacciones allí no son cambiarias, se realiza con plena libertad con el gran incentivo para todo aquel que tenga dólares off shore, privados y públicos, del gobierno sus bancos y empresas.

Sin embargo, más allá de la prima de riesgo envuelta en esas transacciones, es un arbitraje que refleja la distancia entre el bolívar y el dólar en costos y paridad, y por ende su "punto de equilibrio", a falta de un régimen cambiario normal de plena convertibilidad que indique la paridad natural. Y es marcador de precios, el BCV solo mide una inflación de una canasta de precios marcados, mientras el bolívar pierde poder de compra a mayor velocidad, esa es la asimetría entre el bolsillo y la inflación del BCV y causa central del actual ritmo de empobrecimiento.

El último dólar anunciado por el Presidente como permuta restringido dice que el paralelo seguirá disparado. La poderosa maquinaria propagandística del gobierno quedó a cargo del permuta, asimetrías de conocimiento en los salones donde se toman decisiones de políticas públicas aun no conocen cómo se forman los precios. Es un juego desde hace nueve meses con la esperanza y desesperanza del ciudadano que quiere un dólar para satisfacer sus necesidades y sobrevivir entre una moneda buena y otra mala.

La propuesta de permuta aún no conoce cuál liquidez y microestructuras financieras en deuda pública (incluida Pdvsa) harían funcionar el swap. Con el permuta del Sitme la liquidez se obtenía a través de los fondos del Tesoro, el gobierno liquidaba con dólares los bonos en dólares; hoy no puede hacerlo, está en la carraplana. El sistema colapsó con la crisis de balanza de pagos y fiscal del último trimestre del 2012.

La verdad es muy clara, para que funcione un permuta, similar al de 2005-10, se requiere un gobierno con liquidez y papeles de deuda fresca para el swap, pero se anuncia restringido en montos y ruedas, simple confesión que el gobierno no posee dólares para el sector privado. El mensaje es claro, si el sector privado quiere sobrevivir que traiga sus dólares y corra los riesgos, de lo contrario el Órgano de Defensa de la Economía, un mecanismo de militarización y los decretos de la Habilitante podrían emular una situación parecida a la cubana de 1962 del decreto de Osvaldo Dorticós.

alexguerreroe@outlook.com

www.alexanderguerrero.com

@AlexGuerreroE


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