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martes, 1 de octubre de 2013

Sabotaje económico o ineficiencia. Por Dámaso Jiménez


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DÁMASO JIMÉNEZ | EL UNIVERSAL

A Maduro no le gusta que lo subestimen, pero la verdad es que aún no ha demostrado el talante necesario que requiere un estadista para dar respuestas claras a problemas álgidos como la escasez, el desabastecimiento, la inflación, la corrupción y el narcotráfico. Ni siquiera vale la pena dedicarle unas líneas a la desesperada y simplona fórmula tan cacareada por sus asesores cubanos, de señalar a una burguesía que sólo existe bajo el cobijo de sus alas y a supuestas operaciones de espionaje e inoculaciones de crisis y sabotaje económico que sólo podrían existir en mentes retrógradas e ignorantes propias de todo comunista trasnochado.

A su llegada de China descubrió en sendas cadenas el intenso nerviosismo que lo embarga por no contar con las divisas suficientes para la importación de alimentos y otros rubros de importancia capital inmediata, y que traduce con la única arma a su disposición como son la amenaza y la persecución contra todo aquello capaz de criticar su carencia de argumentos, o poner en duda su tesis de una invasión imperialista que intenta someter a Venezuela, bombardeando su economía de forma instantánea a partir de este mes de octubre cargado de incertidumbre.

Hasta ahora Maduro sólo ha demostrado certeza en la existencia de una red de espionaje castrocomunista que lo mantiene informado sobre el presunto sabotaje económico que llevarían a cabo los sectores que se oponen a su gobierno, pero sus desesperadas medidas como colocar personal de las milicias en las cajas registradoras de los supermercados o la persecución policial de presuntos culpables con la que intenta abordar el camino económico, difícilmente podrá resolver el tema de la escasez y el desabastecimiento de un país atribulado y contraído en su producción y acéfalo para enfrentar lo que se nos viene encima.

El índice de escasez que publica el Banco Central de Venezuela es de 20%. La preocupación en el sector comercio y servicios es profundo y generalizado ante la falta de divisas para reponer inventarios, adquirir materia prima y repuestos. La deuda externa aumentó en el primer trimestre en 8% y con los 5 mil 500 millones de dólares que fuimos a buscar en China nuestra deuda externa debe estar próxima a los 120 mil millones dólares, lo que indica un incremento del 165% en comparación con lo que adeudábamos en 1999, además no hay recursos para cancelar el explosivo gasto público de salarios, pensionados, misiones, nóminas, becas y subsidios. Producimos cerca de 300 millones de dólares al día por venta petrolera y carecemos de servicio eléctrico, alimentos, medicamentos, seguridad y hasta papel sanitario. Estamos quebrados, con sequía de divisas, escasez y un gobierno que tiene 15 años en el poder malbaratando los recursos del país y no destinó dinero para prever importaciones y confrontar el colapso económico que ahora le endilga a sus fantasmas.

Tal parece que en el argot comunista, la ineficiencia propia tiene nombre de sabotaje.

@damasojimenez


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