DÁMASO JIMÉNEZ | EL UNIVERSAL
El país se mueve raudo, veloz e indetenible hacia el deterioro económico que está a punto de explotarnos a todos en la cara. Ya se anuncia un fenómeno que nadie niega: la imagen de un 2014 que nos espera como una gigantesca garganta ávida de tragarnos a todos con su inflación disparada y una escasez nunca antes vista.
Sin embargo, afuera seguimos escuchando los villancicos de triunfo del presidente Maduro y sus misiles de pañitos calientes decembrinos en cadena nacional, sobre un nuevo ataque de ofensiva económica para que usted pueda disfrutar de esta parodia navideña, con candidatos perdedores en su nuevo papel de protectores de Belén y electrodomésticos chinos que no repondrán inventario en ninguna tienda, pero servirán para regalar y bajar tensiones, mientras esperamos nuestra transición hacia la pobreza inmaculada, caldo de cultivo para posteriores conflictos.
¿Para qué sirvió el saqueo inducido? ¿Para dónde se fue el decreto de precios justos? Maduro, que gusta resaltar el baño de legitimidad que le brindó su interpretación oficial de los resultados del 8D, se quejaba recientemente en cadena, que por más que decretara una baja en los precios de los televisores, neveras, lavadoras, zapatos y ropa, esta malagradecida mercancía volvía a subir, como si se tratara de una ley económica maligna de la oferta y la demanda, que actuaba como cuero seco ante la insuficiencia de productos, la vil dependencia de todo un país a los designios del Gobierno y la estatización de la productividad cero. ¿A quién terminarán echándole la culpa de la especulación cuando se acabe la industria y el comercio y terminen por estatizar los centros comerciales y la mercancía? ¿Quiénes serán los próximos perseguidos por el alza acelerada de los productos?
Según datos del BCV el desabastecimiento de productos llegó a 20% y la inflación fue de 54% casi para cierre de año, a pesar de la aplaudida parodia en la que se intentó bajar los precios acabando con el inventario por unos días. Como se predijo entonces, hoy todo está más caro que hace un mes, los precios no se detienen y la escasez le gana el pulso a Maduro.
La nimia sensación de estarnos liberando de la inflación y la especulación supuestamente provocada de forma "detestable" por "comerciantes apátridas", cuya forma de subsistencia fue condenada en muchos casos al quiebre y cierre temporal de sus negocios, terminaron por dejar en la calle a miles de familias, acabando con empleos dignos. ¿Cuál fue el fin? ¿Cerrar filas para el 8D?
Sólo 58 % de los inscritos en el REP salió a votar. Maduro se sostiene con todas las fuerzas del Estado, pero con el apoyo de menos del 30 por ciento del país.
El Presidente arremete ahora contra la prensa. Los hace culpables de la presunta falta de divisas y la supuesta justificación de la existencia de un dólar paralelo que se habría multiplicado como el perdón, mientras el dólar Cadivi se encuentra excesivamente controlado, ahora que sabemos que no hay medidas posibles en esta ofensiva económica del Gobierno para detener ni la inflación ni la escasez para el 2014.
Por lo pronto no hay respuestas, solo lugares comunes y comparaciones odiosas con países subdesarrollados que sucumbieron a la quiebra. O Maduro accede a su tercera devaluación cercana al 50% en menos de un año de gobierno o busca la fórmula de implementar una medida impopular pero aún viable como es el aumento de la gasolina en los primeros días de enero; no queda de otra.
Maduro aprovechará esta cierta ventaja electoral y la riqueza del Estado para sostenerse en medio de la tormenta, mientras los venezolanos de a pie buscaremos sobrevivir los embates sin recursos, con altos niveles de desabastecimiento y con mayores controles para salir del país u obtener algún dólar de cotización nacional.
Hay que saborear muy bien estas hallacas porque llegó la hora de atravesar el desierto.
@damasojimenez