THAYS PEÑALVER | EL UNIVERSAL
Dejémonos de idioteces. Sabemos perfectamente que el diálogo parte de los amigotes de Castro, Hussein, Gadafi, Al Asad, Kim-il y compañía. Que parte de personas sancionadas internacionalmente (lista OFAC) por apoyar el narcotráfico, al terrorismo internacional islámico y con personas que idearon mecanismos para burlar las sanciones a Irán. Vamos a dialogar con una veintena de "nuevos zares" mil millonarios que ahora tienen el control de Venezuela y sus recursos, con cientos que viven una vida de lujos sin parangón y con las mafias protegidas. Así que sabemos que están dispuestos a todo por conservar el botín.
También por la minoría suicida salvajemente atrasada que piensa que la Revolución no se negocia y también con los más peligrosos: la jauría homicida. Los que no ha tenido contemplación alguna en crear una estructura parajudicial, parapolicial y paramilitar para protegerse, destruyendo la vida de miles de sus compatriotas. Con aquellos que se saben enjuiciados tanto por tribunales locales, como por internacionales, desde el que entró a las tierras sudadas por otros con cinismo y violencia para arrebatárselas, o a las empresas, hasta los que dirigen a los "tonton macoutes" (hombres del saco de Haití) y a los interahamwes (los que pelean juntos de Ruanda) criollos, porque saben perfectamente que al dictador que un día fue endiosado en Haití, terminaron por sacar sus huesos de la tumba y apalearlos (Duvalier) y los 95 que crearon en Ruanda a los "colectivos armados" fueron arrojados para siempre en las mazmorras. En fin, que sabemos, pues, la estatura de los personajes con los que se pretende dialogar, la altura del diálogo posible, y mas aún conocemos sus posibilidades de éxito.
Pero, ¡cuidado!, pongamos las cosas en orden. Una cosa es saber todo eso y una muy distinta negarnos internacionalmente al diálogo, porque en este momento el diálogo es una papa caliente internacional que está en nuestras manos. Así que ordenemos un poco nuestros pensamientos. Este es el primer diálogo internacional de Venezuela, de allí su principal atractivo. Es un diálogo monitoreado por la ONU y por el pleno de la Unión Europea, con cancilleres buenos y malos según se mire, pero a la vista del planeta, y esos cancilleres serán los responsables internacionales del éxito y del fracaso, así que ya no podrán responder sólo a sus intereses.
Lo segundo, es que los que quieren diálogo y no resistencia en la calle, deben entender que el diálogo (internacional) llegó a ser posible gracias a la crisis generada en esa calle. Que fue esa resistencia la que mostró al planeta la verdadera cara de la Revolución. Así que maldecir esa resistencia, que fue la que obligó al diálogo internacional es por mucho, una auténtica idiotez. Pero la resistencia ciega también es una idiotez, porque en el terreno de la diplomacia no solo se ganan grandes batallas, sino lo más preciado, la legitimidad. Por eso el Vietcong jamás estuvo negado al diálogo de paz y la guerrilla colombiana ha estado sentada con el gobierno varias veces sin que ello desmeritara posición alguna de las partes.
Hoy el planeta civilizado está de nuestro lado. Pero el gobierno débil como nunca, con toda su malicia nos ha emboscado con el diálogo. Se han presentado ante ellos como una hermanita de la caridad, cuando lo que pretende precisamente es que nos neguemos a ese diálogo internacional. Ahora bien, es perfectamente lógico que muchos piensen que les están robando su lucha de resistencia sentándose a dialogar y también es perfectamente válido el pensamiento que suscribo plenamente de María Corina, sobre que el diálogo no puede ser para "darle estabilidad a la dictadura" sino para "transitar hacia la democracia".
Pero precisamente por eso las FARC le pidieron al gobierno de Santos 99 condiciones. Y en nuestras condiciones para el diálogo está nuestra legitimidad democrática y el apoyo internacional a nuestra causa. Unas condiciones previas legítimas pueden revertir la emboscada y ser en sí mismas la respuesta a la inquietud de María Corina. Si no se cumplen, el planeta entero (menos los sospechosos habituales) apoyarán nuestra lucha.
Ahora contemos nuestras bendiciones. En la última "batalla electoral presidencial" dejamos claro nuestro poderío, ganamos la "batalla de la calle" y en la "batalla de la Resistencia" estamos logrando el apoyo del planeta democrático. Ahora, si rehuimos la "batalla diplomática" lo perderemos todo. Entonces no se trata de cambiar de batalla, sino de que simplemente nos abrieron otro frente en la misma batalla y debemos pelearlo con la misma intensidad de las barricadas. Nuestro único enemigo es la representatividad de los dialogantes. En esa mesa no pueden haber "representantes de nadie" o las "nulidades engreídas" de siempre y mucho menos las sillas vacías de quienes han conquistado este presente.
Como dirían los españoles, sabemos que dialogaremos con macarras y que la batalla a nivel nacional ni siquiera tiene sentido, pero los podemos terminar de aplastar a nivel internacional.
tpenalver@me.com
@thayspenalver
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