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domingo, 11 de mayo de 2014

La estrategia del heredero. Por Fernando Ochoa Antich


FERNANDO OCHOA ANTICH | EL UNIVERSAL

Los herederos, en política, casi siempre terminan generando importantes crisis nacionales. Las causas son muy variadas, pero hay una en particular que influye, de manera terminante, en el debilitamiento del sistema político anterior. Me refiero, a la natural tendencia de los herederos políticos, sin mayor popularidad, en copiar la personalidad del líder fundador. No perciben, que esta acción casi siempre produce un importante rechazo en la población, al verse obligado a comparar psicológicamente una personalidad con otra. Un buen ejemplo es Nicolás Maduro. Es tal la debilidad de su liderazgo revolucionario, que se ha visto obligado a crear su propia personalidad política utilizando constantemente la figura de Hugo Chávez. Esta realidad es tan cierta que se observa hasta en la publicidad oficial. Además, repiten las mismas estrategias que se utilizaron en el 2002 para enfrentar la actual crisis social.

Justamente, el general Miguel Rodríguez Torres, en su reciente rueda de prensa, informó de la existencia de un posible plan conspirativo dirigido contra Venezuela por Estados Unidos y algunos venezolanos que, según él, están a su servicio. Ese plan tendría dos objetivos: "Impedir la propagación continental del ideal bolivariano y apropiarse de la riqueza petrolífera más grande del planeta". Esos objetivos estratégicos serían alcanzados mediante la creación de una matriz de opinión en el campo internacional que busca señalar a Venezuela como un país "forajido", que viola flagrantemente los derechos humanos de sus ciudadanos. Al mismo tiempo, esta acción sería acompañada de permanentes ataques "contra altos funcionarios del gobierno supuestamente involucrados con el narcotráfico o en actividades terroristas". Todo esto buscaría justificar en el futuro una acción militar de Estados Unidos.

Lo que más me llamó la atención de esta rueda de prensa fue su sorprendente y estrecha vinculación con una supuesta reunión conspirativa realizada en México, en octubre del 2010, en la cual asistió un número importante de dirigentes venezolanos de la oposición y figuras muy significativas del devenir latinoamericano. Vincular a los ex presidentes Álvaro Uribe y Vicente Fox, con los más importantes líderes de la protesta ciudadana, entre ellos Henrique Salas, Antonio Ledezma, María Corina Machado, Leopoldo López, Diego Arria, David Smolansky, Juan Requesens, Gaby Arellano, Delsa Solorzano y Humberto Prado entre otros, me indicó claramente el sentido de esta declaración: distraer la atención sobre la violación de los derechos humanos, con sus trágicos e inaceptables resultados: 41 muertos, 785 heridos y más de 2000 detenidos y la cada día más compleja situación económica y social.

Además, durante esta semana han ocurrido numerosas acciones violentas que empiezan a definir la verdadera estrategia del Gobierno Nacional cuando convocó al diálogo. No es fácil entender que un gobierno que desea un verdadero acuerdo político se atreva a enviar a unos colectivos armados a enfrentar la protesta pacífica de los estudiantes universitarios y tome, con la Guardia Nacional, dos campamentos ubicados en las plazas Bolívar de Chacao y Alfredo Sadel de las Mercedes. Definitivamente, el objetivo que se ha propuesto Nicolás Maduro es uno sólo: ganar tiempo. Tiene la esperanza que, de esta manera, le será posible mejorar los índices, percibidos por la ciudadanía, referentes a la inseguridad (58,5 %), inflación (31,1 %) y escasez (66,1 %), señalados en la última encuesta de Datanálisis y que, sin lugar a dudas, son la causa de su deteriorada popularidad, que ha empezado a caer por debajo del 38 %.

Desde el mismo inicio de las conversaciones gobierno-oposición, señalé la importancia que tenía el diálogo, para permitir demostrar ante la opinión internacional el real interés que tenía la oposición de encontrar una vía democrática para resolver el enfrentamiento nacional. También afirmé, en ese momento, que era imprescindible establecer una agenda para dichas conversaciones y un tiempo para alcanzar ese acuerdo. La oposición presentó una agenda de 5 puntos: un tercero de buena fe, una ley de Amnistía, una equilibrada Comisión de la Verdad, el desarme de los colectivos y la reestructuración de los poderes públicos, mediante la designación de miembros realmente independientes. Esta agenda se ha cumplido en un sólo punto, aunque es lógico pensar que se requiere de mayor tiempo para lograr el acuerdo, pero el tiempo debe estar claramente determinado. Esa información debe conocerla la opinión pública...

fochoaantich@gmail.com

@FOchoaAntich



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