HERBERT HUDDE | EL UNIVERSAL
Comencemos recordando lo que tenemos actualmente:
1) Elevada inflación, en ascenso.
2) Alto desabastecimiento, en ascenso.
3) Pobreza en ascenso.
4) Desempleo de calidad en ascenso.
5) Fuga de cerebros en ascenso.
6) Clima convulsionado política y socialmente. Ingobernabilidad. Todo ello en ascenso
En fin, un bello y prometedor panorama.
Si bien reconozco que Chávez y sus lumbreras elevaron el nivel de vida de la gente de menores recursos (aunque ello se hizo regalando los pescados), lo cual era sobradamente justo, desde hace cierto tiempo todos, incluidos ellos, como lo prueba el aumento de la pobreza en el 2013, venimos palo abajo vertiginosamente, porque como ya expliqué en artículos anteriores, Chávez, junto a su caterva de nulidades, sembró y abonó las semillas del desastre actual.
Está más que claro que en un país al que Dios bendijo con tantas riquezas naturales, de las que hoy en día gozamos casi tan sólo de la rica entrada de petrodólares, primero, nuestra peladera es insólita, nadie en el mundo la entiende, y segundo, que la culpa de todo esto la han tenido y tienen nuestros gobernantes, entre los cuales descuella como rutilante estrella la pandilla de ineptos e incapaces que nos dirige desde hace 15 funestos años.
Ante este panorama las lumbreras pueden adoptar 3 caminos:
1) Tomar todas las medidas necesarias y convenientes.
2) No tomar ninguna de ellas.
3) Algo intermedio, es decir, tomar algunas.
Evidentemente la vía más deseable es la número 1. Pero hete aquí el drama: algunas de las medidas serían de inmediato muy dolorosas para todos, pero como siempre y lamentablemente, en mucho mayor grado para los de abajo.
Aparte de su muy alta torpeza, esto último con seguridad es quizá la razón principal por la cual las lumbreras están renuentes a tomarlas, pues da la casualidad que los de abajo son sus votos, los cuales les permiten mantenerse mandando, y si algo ellos no quieren es dejar la teta de sus jugosos cargos, con los cuales están chupa que chupa, lo cual es algo muy, pero muy sabroso que a ellos les encanta, aunque su comandante eterno trató de inculcarles, sin lograrlo, que ser rico y deshonesto es malo. Esa fue la única enseñanza que el gigante no les pudo atornillar a sus seguidores, aunque ellos aseguran que sí la internalizaron, porque si por algo ellos se distinguen, es porqué para robar y otras vagabunderías son muy avispados.
¿Pero cuál es el problema de que no tomen ahora las medidas adecuadas? Pues muy sencillo: que si no lo hacen, la cosa se va a poner peor y peor, y cuando finalmente estén obligados a tomarlas, lo cual no tiene pele, el dolor va a ser inmenso, pero como así pueden ellos correr la arruga, pues siguen disfrutando mientras ello ocurre de su mina de oro, y cuando se tengan que ir, ya habrán amasado jugosas fortunas para gozarlas en el exterior, porque ellos aman a Venezuela, pero no tanto como para quedarse aquí pelando.
Ahora, ¿qué es lo importante de todo esto para nosotros los de a pie?
Bueno, que así se tomen todas las medidas, así no se tomen, o se tomen sólo algunas, de todas todas durante los próximos años nos las vamos a ver más negras y lo que variaría según la ruta que se adopte, es el grado de negrura, su secuencia en el tiempo y la situación final a la que se llegue. Lo ideal es por supuesto que se tomen, a menos que uno piense morirse en poco tiempo, pues si no se toman vamos a pelar ahora un poco menos que si se toman, pero después la cosa se va a poner muchísimo peor.
Como conclusión de lo anterior, aunque espero equivocarme, tengo casi la certeza de que lo que van a hacer es tomar algunas mediditas, para calmar a la oposición, y para que la gente no diga que no oyen a nadie y que no son receptivos. Con eso, como dije, correrán la arruga para seguir robando, y taparearán alguna que otra fallita, pero el grueso del deterioro continuará empeorando más y más hasta que reviente.
Repito que ojalá me equivoque. Amanecerá y veremos.
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