Fausto Masó / El Nacional
El futuro despierta inquietud, fatalmente vamos hacia la violencia: el gobierno sabe que no hay tal guerra económica pero está incapacitado para reconocer que el legado de Chávez lo lleva a toda velocidad hacia el desastre. No se decide a tomar medidas simples, como aumentar el precio de la gasolina, o simplificar el control cambiario. Esa estupidez conduce hacia la represión. Lo ocurrido en Aragua anuncia la clase de campaña electoral que nos aguarda, o algo peor, que el chavismo buscará suspender las próximas elecciones. Este es un mal camino, el de la violencia y el aislamiento internacional, pero si entierran la cabeza en la arena, no reconocen la realidad, cederán ante la tentación de imponerse a la fuerza. A la oposición le toca denunciarlo. Ya.
Ahora hasta los supuestos aliados del chavismo critican al gobierno en los foros internacionales, como lo hicieron Shiqiu Chen y Mohammed Ezzeldin Abdel-Moneim, representante el primero de China.
Los expertos del Comité de la ONU sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales no se tragaron los cuentos de la legación venezolana a Nueva York ¡compuesta por 20 funcionarios!, un despilfarro de esos dólares que faltan para traer alimentos a Venezuela.
¿Qué es la guerra económica?, preguntó Chen, que casi les pide que no los hicieran reír porque tenía el labio partido. Pero ¿de qué se trata el concepto de “guerra económica?, preguntó también Mohammed Ezzeldin Abdel-Moneim. Chen pidió que le dijeran quién lleva a cabo dicha “guerra económica”, nada menos que contra un país petrolero.
Asombrosamente el ministro del Poder Popular para la Planificación, Ricardo Menéndez, exigió “no banalizar la guerra económica” y la culpó de la caída de los precios petroleros.
Dios mío, hasta los niños de pecho saben que los precios del petróleo cayeron por la decisión, correcta, de los sauditas de defender el merado, con argumentos que la propia Venezuela está aceptando ahora, porque obviamente es importante impedir que surjan nuevos competidores, no abrirles el camino con precio artificialmente elevados.
Cuando se levante el embargo, las condiciones económicas no mejorarán sustancialmente en la isla, porque siempre ha podido vender sus productos al resto del mundo, solo que no produce nada. Le pasa lo mismo que a Venezuela con el agravante para Cuba de que le falta el ingreso petrolero. Es el manejo desastroso de la economía lo que ha traído la miseria a los cubanos, no que hayan prohibido a los norteamericanos viajar como turistas a la isla.
El chavismo olvida que un buen empleo, buenas empresas privadas, son la base de la prosperidad de los ciudadanos de cualquier país, no los planes sociales.
Con respecto al derecho a la alimentación, otro de los temas más destacados durante el diálogo, el experto Olivier De Shutter señaló “la discrepancia” que a su entender existía en el hecho de que el gobierno diga apoyar a los campesinos y afirme haber realizado una reforma agraria, “y que Venezuela importe entre 65% y 70% de todos los alimentos que consume”.
Al atribuir la crisis económica a Estados Unidos se atribuye a Washington un dominio fantástico de la economía mundial, y aunque esto fuera cierto, la agricultura venezolana y la cubana pudieran alimentar a los habitantes de sus países.
En Venezuela cada vez más dirigentes chavistas reconocen la realidad y no se dejan cegar por la ideología. Ante el desastre, aumenta la violencia oficial, agreden a los periodistas, como ocurrió recientemente en el municipio Mario Briceño Iragorry. Le toca a la oposición denunciarlo, lo que quizá impida que Maduro tome este camino hacia el infierno.
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