Por Luis Vicente León | Prodavinci
1. Atender una crisis económica no consiste tan solo en encarrilarse en la dirección correcta y tomar las medidas adecuadas. Es imprescindible manejar una variable fundamental como la velocidad de los ajustes que hay que llevar adelante. Hay que tener bien medido el timing.
2. Las enfermedades económicas se comportan de la misma manera que las físicas: pueden atenderse con medicamentos en su fase inicial, pero cuando el tratamiento no se aplica a tiempo y las decisiones se toman demasiado tarde, entonces hay que operar. Muchas estrategias económicas pueden aplicarse progresivamente, pero cuando evades la realidad mucho tiempo en las políticas públicas llega el momento del shock.
3. No tiene sentido aplicar una unificación cambiaria si, por ejemplo, se mantienen las restricciones para comprar divisas. Hacer eso, como dicen los viejos, sería presentarnos al mismo musiú pero con diferente cachimba.
4. Lo mismo sucede si el gobierno del presidente Maduro decide devaluar, pero mantiene el control de la asignación de las divisas. Eso lo único que logra es desplazar los costos y llevarlos hasta arriba, junto al precio que dicte el mercado negro. Es decir: volver a depreciar la moneda.
5. Si quieren ver otro ejemplo, fíjense en la idea de ponerse a aumentar el precio de la gasolina de forma “moderada y parcial”, como han dicho algunos personeros del gobierno. Eso resultaría una medida insuficiente porque una inflación como la venezolana se comería esas ganancias en menos de lo que espabila un loco.
6. Las opciones racionales disponibles para el gobierno del presidente Maduro son los subsidios y las compensaciones sociales, no la gradualidad ni mucho menos la evasión.
7. Todo este escenario tiene que ver directamente con no haber tomado las decisiones correctas en el momento correcto. Es la consecuencia del temor al costo político que implica tomar unas medidas visiblemente impopulares. Pero resulta que ahora son igual de impopulares pero urgentes. Incluso para mantener la sartén agarrada por el mango.
8. Ahora que el gobierno venezolano se dio cuenta de que durante todo este tiempo lo único que hicieron fue dejar que la crisis llegara al clímax, sólo le quedan los ajustes racionales, abiertos, transparentes y las políticas de shock. El resto, señoras y señores, es paja.
9. Cuando un médico decide poner anestesia es sólo para que la operación duela menos. Nunca lo hace para operar al paciente por cuotas, como si el drama que vive la economía venezolana se tratara de una novela de folletín que se lee por entregas.
10. Nadie sale de una crisis como ésta sin pagar las consecuencias de los errores cometidos. La unificación cambiaria en Venezuela no se puede plantear como un proceso a largo plazo por una razón tan sencilla como terrible: aquí ya no hay plazo.
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